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2024 Abr 20 Infancia y sociedad. Si yo fuera presidenta… (Decálogo 5, 6 y 7). Andrea Bárcena.

  1. Nutrición. Entre más pequeños los infantes, más graves son los estragos de la desnutrición, que es una tragedia producida socialmente y nos deja niños muertos o sobrevivientes con debilidad física y mental irreversible. El Valle de la Muerte es el nombre que –aunque evoca a Juan Rulfo– se refiere a la gráfica (crestas y valles) de la estadística que muestra cómo va cayendo la salud infantil, entre el destete y la muerte, o la sobrevivencia de los que logran atravesarlo a pesar de episodios continuos de infecciones intestinales y respiratorias. Es evidente que todos los niños tienen derecho a comer, pero México condena a su infancia, desde hace muchas generaciones, al hambre y la disminución permanente de su desarrollo físico y mental. Seis de cada 10 niños mexicanos viven en pobreza: es indispensable crear programas sociales reales contra la desnutrición. No más clase política millonaria con tanta niñez pobre y vulnerada.
  2. Educación gratuita, laica y obligatoria, establecida en la Constitución; se cumplirá sin demoras, con participación de maestros y especialistas probos elegidos por los mismos docentes. El cerebro infantil alcanza la mayor parte de su crecimiento durante los primeros 12 años de la vida si recibe nutrición adecuada. La educación básica debe ser prioritaria y no ofrecer becas, sino alimentación (desayuno y comida), espacios dignos y materiales educativos completos. Las becas no llegan a los niños ni son suficientes para cubrir los gastos escolares. La pedagogía en educación básica estará dirigida al desarrollo de facultades mentales y no a la acumulación de información, que los niños aprendan a pensar con libertad y con alegría.
  3. Centros de cuidado y estimulación temprana instalados en todo el país como derecho de todo infante y de toda madre, sea o no trabajadora. Es la mejor forma de asegurar una nutrición completa y una buena estimulación temprana, ambas definitivas para el desarrollo. Entre más pequeños, más hambre tienen los niños de proteínas, amor y estímulos. Crecer tempranamente entre otros niños de la misma edad es, además, magnífica experiencia para el desarrollo afectivo y mental de los más pequeños.

La igualdad de oportunidades en la niñez es el primer fundamento de la democracia.

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Abril 06 2024
Infancia y sociedad. Si yo fuera presidenta… (Decálogo 3 y 4).
Andrea Bárcena.

3 Instituto Nacional para la Infancia. Urge conceptualizar políticamente a la niñez como el recurso natural no renovable más valioso. Decimos no renovable porque cada infante que sobrevive a la pobreza y la desnutrición, y que no recibe educación, se convierte en un individuo de pocas capacidades y con grandes dificultades para recuperar el tiempo de desarrollo perdido. Si la sociedad lograra restructurarse institucional y económicamente teniendo como eje central el desarrollo de la niñez, con seguridad podría alcanzar un auténtico desarrollo humano, ético y económico. Eso lo comprendieron hace mucho países como Suecia o Finlandia que –al no tener enormes riquezas naturales como nosotros–, apostaron al desarrollo de su capital humano.

En México, la única persona que comprendió bien el valor de la niñez fue doña Eva Sámano de López Mateos, primera dama de México (1958-1964), quien creó el INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia). Por su pensamiento y sus acciones para la niñez recibió los doctorados honoris causa por la Universidad Femenina de Filipinas y por la Universidad de Florida. Sin embargo, sus ideas no tuvieron continuidad y los siguientes gobiernos volvieron a las prácticas asistencialistas, que finalmente invisibilizaron a la niñez al sumar su vulnerabilidad con la de ancianos y minusválidos, etc., en ese gran saco sin fondo que ha sido el DIF –caja chica de primeras damas–.

La próxima Presidencia de México debe recuperar la inteligencia institucional perdida y devolver a la infancia el valor científico y cultural que merece y que al país conviene. El rezago histórico de protección a la niñez es uno de los orígenes de la delincuencia que hoy azota al país y ello exige la creación de un organismo nacional (instituto o ministerio) que ejecute un plan de protección y desarrollo de la infancia.

4.- Sistema Nacional de Vacunación. Restablecer el sistema nacional de vacunación, que en 2018 ya alcanzaba 90 por ciento de cobertura en la población infantil, es una de las tareas más urgentes para proteger a nuestros niños. Sin salud, los niños no crecen ni desarrollan su inteligencia. Hoy, por la falta de vacunas, enfermedades y epidemias que habían sido superadas amenazan a 6 millones de niños que no han recibido el esquema básico.

 

 

 

Marzo 23 de 2024
Infancia y sociedad. Si yo fuera presidenta... (Decálogo 1 y 2)
Andrea Bárcena

1.-Un decreto presidencial que dé prioridad a la infancia en presupuestos y programas de gobierno y que haga del cuidado de la niñez un asunto de seguridad nacional. Así podremos actualizar las leyes sobre sus derechos, que hoy son letra muerta; será una convocatoria ética a sociedad y gobierno contra la ceguera y apatía sistemáticas frente a los males que azotan a niños y adolescentes en todo el país. Reformularemos el esquivo los niños son el futuro, para invertir y cuidarlos en su presente. Su nombre es hoy –afirmaba la poeta chilena Gabriela Mistral, con absoluta razón–. Mañana será tarde.

Existe una deuda histórica con la niñez por parte de todos los gobiernos posrevolucionarios, neoliberales y de izquierda. Este lacerante abandono se explica, en primer lugar, por la ignorancia sobre la trascendencia de los primeros años para el futuro del infante. También se explica porque al no ser sujetos de derechos políticos evidentemente los menores no votan, y en mentalidades incultas con pobreza ética eso los hace invisibles. Pero estamos llegando a una situación límite de los daños irreversibles que causan, al conjunto de la sociedad, el hambre, la violencia y la falta de cuidados, de estímulos y de oportunidades tempranas. Los gobernantes están obligados a cambiar la realidad de un país rico con una niñez extremadamente pobre; el despilfarro de costos de la clase política que contrastan con la miseria de escuelas y mala nutrición de la niñez.

2. Un padrón infantil nacional, elaborado por el INEGI, que sirva para guiar el cumplimiento real de los derechos fundamentales de la niñez. Necesitamos un mapa completo que ubique los males de nuestros niños: ¿Cuántos son por grupos de edad? ¿Dónde están? ¿De qué están enfermos? ¿Qué vacunas les faltan? ¿Qué comen? ¿Cuántos niños desnutridos tenemos? ¿Cómo nacen y cómo mueren? ¿Por qué desaparecen? ¿Quién los mata, los viola o los explota? ¿Por qué no están en la escuela? ¿Cuántas nuevas escuelas hacen falta? ¿Cuántos maestros y médicos se necesitan en el medio rural y urbano? ¿Cuántos niños y niñas trabajan en ciudades y en el campo?... Y mucho más, hasta tener toda la información para diseñar hojas de ruta y planear las acciones de escuadrones de rescate de la infancia y de otros diseños… (Continuaré).

 

Tomado de: La Jornada