2023 Jun 05 Réquiem por el PRI. Jorge Alcocer V.
Fundado en 1939, el PAN tardó medio siglo en ganar su primera gubernatura Entre la primera alternancia en el Ejecutivo federal y la pérdida de su último bastión, el estado de México, el PRI tardó 23 años.
A partir del 15 de septiembre de este año, día que Delfina Gómez Álvarez asumirá como gobernadora del Estado de México, el PRI conservará solo 2 de los 32 ejecutivos estatales, Coahuila, en donde ayer domingo arrasó a sus contrincantes, y Durango. En ambos estados triunfó en alianza con el PAN y PRD. Algo hicieron bien.
Durante 23 años me he negado a sumar mi pluma y mi voz a los profetas de la extinción del PRI. Ese muerto que muchos mataron en julio del 2000, doce años más tarde regresó a Los Pinos y gobernó México por otros seis años. Fue su última oportunidad la desperdició de manera no solo lamentable, sino condenable. La rampante corrupción, protagonizada por los “nuevos priistas” de Peña Nieto, así como el abandono de las bases, llevaron al tricolor a la segunda derrota presidencial y, hoy lo ponen al borde de la extinción.
En 1994, después del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, el premio Nobel de literatura, Octavio Paz, creyó ver cumplida la hora del PRI. No acertó en la fecha de la extinción, pero sí anticipó lo que vendría a partir del 2000: un progresivo agotamiento de sus capacidades de competencia. Una irreversible extinción de su presencia territorial, por la continua sangría de cientos de sus cuadros dirigentes y operadores territoriales, que se fugaron al PRD el PAN, y desde 2015 de manera masiva a Morena, su némesis y réplica más acabada.
La derrota del PRI en el Estado de México lo es también de la confianza en que una alianza opositora es suficiente para derrotar a Morena y sus aliados. En contraste, la victoria de Delfina Gómez no se la podrán atribuir ni el PVEM ni el PT, partidos satelizados al nivel de la ignominia.
La ventaja de la candidata morenista se explica por la implantación territorial que su partido ha logrado en ese estado, y también por la amplia superioridad el impacto de los programas sociales del gobierno federal sobre los del gobierno de Alfredo del Mazo, a quien la dirigencia del PRI pronto convertirá en el “traidor” al que cargarán la derrota.
Suponer que por tener el gobernador un partido tiene asegurada la victoria electoral es un mito, una leyenda de los tiempos del dominio priista. A lo largo de la campaña escuché varias veces el reproche de que el gobernador Del Mazo no apoyaba a Alejandra del Moral. También escuché un mensaje de ésta en que aseguraba a sus correligionarios que tenía todo el respaldo de su “amigo gobernador”. Lo cierto es que el PRI tuvo una mala candidata. Tanto que en dos debates no pudo poner a su adversaria en aprietos.
Con tan dos gobernadores en su lista de servidores públicos, el PRI entra en la etapa final desulargatrayectoriaD.urante70 años continuos gobernó a México. Contra todo pronóstico, tuvo una segunda oportunidad (2012-2018), que tiró tercer regreso no es un sueño, es un delirio. No es que en 2024 su registro legal esté en riesgo, sino que a partir de este lunes el PRI pasa a la segunda oportunidad (2012-2018), que tiró por la borda. Imaginar un tercer regreso no es un sueño, es un delirio- No es que en 2024 su registro legal esté en riesgo, sino que a partir de este lunes el PRI pasa a la segunda división. En términos de la competencia electoral se ubica en el rango del PVEM y de MC que también tienen dos gobernadores.
En lo inmediato, concluye la hegemonía del PRI dentro de la posible alianza opositora para 2024.Las voces panistas que rechazan la alianza con el tricolor ganarán fuerza, mientras que en el partido tricolor los partidarios de esa alianza tendrán que buscar otros argumentos para justificarla. Queda claro que la suma de siglas no produce suma de votos, no para ganar una elección. Sin un abanderado(a)con capacidad de articular a tan disímbolos partidos, el proyecto de alianza opositora seguirá dando tumbos, hasta caer en el barranco de la realidad.
Lo usual en un partido político, que se tome en serio, es que ante un resultado como el de ayer, el dirigente nacional del partido derrotado deje el cargo. De los que apoyaron a Alejandra del Moral nadie dejará el cargo. La derrota es huérfana. Sin embargo, ante todos está evidenciado que los dirigentes de los tres partidos que prometen la alianza para 2024 son su obstáculo principal. Cuando la alianza es más necesaria, sus posibilidades son más remotas. No será con el reparto de los restos del naufragio como se recupere algo de optimismo.
El resultado de ayer domingo en el Estado de México no es el oráculo infalible para el 2024; pero suena como el réquiem del PRI.
Tomado de: Reforma.