2023 Jul 20 De tragedias y colapsos. Rolando Cordera Campos
La inminente caída del saber nacional y de la condena de millones de niños y jóvenes a vivir y reproducir la ignorancia y la incultura nos han advertido alarmados estudiosos.
Gente que sabe de lo que habla nos advierte sobre el desastre educativo por venir, así como de la eminente tragedia que el país ha vivido y vivirá en la salud y el combate a la enfermedad. Ni la eliminación de las matemáticas o el español, ni la negación tonta y persistente del colapso sanitario del que hablan los doctores Raúl Rojas en El Universal y Francisco Moreno en Reforma parecen tener correcciones a la vista: se trata de realidades en curso que el gobierno ha desatendido, incluso auspiciado por omisión o comisión.
De la salud y la educación, temas que son fundamentales, deberíamos estar hablando hoy, al calor de una sucesión presidencial adelantada irresponsablemente y de frente a un Congreso de la Unión sometido al peor de los mutismos y la más abyecta de las negaciones.
Anestesiados, los políticos miran hacia abajo o hacia lo que imaginan es (su)porvenir, y el resto de los mortales, eso que llamamos sociedad civil, poco hemos hecho para encarar tales situaciones y exigir de los responsables políticos del Estado acción pronta, inmediata contra tanto despropósito.
Los saldos de muertes que no deberían haber sido, de lo que hace unos años habló el doctor Mario Luis Fuentes (Las muertes que no deben ser. Natalidad y mortalidad en México, México, FCE, 2018), se ha vuelto avalancha que asedia y avergüenza o debería a muchos. El relegamiento de la enseñanza básica formal para someterla a un grotesco experimento de “revolución cultural” rediviva, se nos impone como futuro inmediato e imparable y sus exóticos textos y materiales de estudio son considerados de seguridad nacional y encerrados en cápsulas de acero.
De esos y otros experimentos siniestros han hablado expertos y conocedores, así como antiguos servidores públicos. De esa inminente caída del saber nacional y de la condena de millones de niños y jóvenes a vivir y reproducir la ignorancia y la incultura nos han advertido alarmados estudiosos como Gilberto Guevara Niebla o Eduardo Backhoff, y varios cientos de mexicanos se aprestan a firmar un manifiesto que condena la irresponsabilidad oficial y convoca a la defensa de lo que tenemos en materia educativa y de salud, entendiendo que su conservación es condición para su mejoramiento y superación.
Hacer experimentos con la niñez y mantener el ignominioso sistema de consultas post datadas y carencia farmacéutica es criminal y debería ser objeto de pronto y riguroso litigio. Apelar a la jurisprudencia es propio de todo Estado de derecho, pero suponer que con el litigio basta es impropio de cualquier sistema democrático que se precie de auspiciar la deliberación y reconocerla como esencia insustituible de la democracia.
Del litigio a la política, debería ser el inexcusable compromiso mexicano para la próxima renovación de los poderes del Estado. Del respeto a las ideas y el conocimiento para hacer buena política debería poblarse el rumbo mexicano a su próxima prueba política. Para revisar lo hecho y descubrir fórmulas eficaces y justicieras para abordar nuestros problemas no solo los irresueltos, sino los que irresponsablemente son ocultados del debate público o sometidos a la esclavitud de los gritos ignorantes y los abusos del poder.
Tomado de: El Financiero