2024 Ene 31 Neuralink y nuestros políticos. ¿Hará milagros? Verónica Malo Guzmán.
“Tú me das un golpe de energía
Cuando estoy sin batería
Y tú me das la vida en un instante
Tú serás la historia más bonita
La que nunca se te olvida
Y tú vendrás, entregando tu vida
Para hacerte con la mía
¿y qué será de mí?
Cuando en tus besos yo entendía.” FRANCO DE VITA
Elon Musk trata de conquistar la “última frontera”. Y no me refiero a sus cohetes que, junto con la NASA, intentan llegar a planetas lejanos. Hablo del cerebro humano.
El empresario anunció que su compañía neuro tecnológica “Neuralink” realizó el primer implante de un chip en un ser humano. Un chip cerebral que, mediante la tecnología de señales neuronales, permite recuperar movilidad. ‘Telepathy’ (telepatía) registra y transmite señales cerebrales para controlar el teléfono o la computadora. Se espera que pronto pueda ayudar a recuperar el uso de las extremidades a quienes lo hayan perdido y otras maravillas que parecen de ciencia ficción (vean la película ‘Upgrade’/2018), pero que ya comienzan a ser una realidad.
Me pregunto si este chip podría tener una “aplicación” política. Esto es, ¿se imaginan, por ejemplo, un chip implantado en Donald Trump que lo vuelva demócrata, pacifista y casto? Ahora que, como Musk está por poner una mega fábrica de Tesla en México (¿por qué la obsesión de llamarle ‘mega’ a todo?), quizá podría darnos preferencia e “intervenir” a nuestros políticos...
Empezando a su compadre Samuel García, gobernador de Nuevo León. A él podría implantarle un chip cerebral que lo fuerce a ceñirse a la legalidad y respetar las legítimas decisiones de otros. Tipo la de Colosio Riojas, quien tenía la intención de ser reelecto como presidente municipal de Monterrey y no lanzarse como senador... O las que marcan las normas de su estado y las determinaciones del congreso local.
Un chip para Alejandro Alito Moreno y otro para Marko Cortés para que dejen de agandallarse todas las plurinominales en el Congreso y las senadurías para ellos y sus amigos, y tomen en cuenta a la sociedad civil. Un chip ‘de la verdad’ que les hiciera dar las razones reales por las cuales están postulando a cada persona.
Para Mario Delgado, un chip que le enseñe a entender encuestas. A Liz Vilchis a que no se trabe; que le ayude a leer de corridito, a entender lo que lee y, además, a no decir mentiras. A la maestra Ana María Prieto para que actúe como… una verdadera docente.
Para Tatis Clouthier y para Leticia Ramírez Amaya, titular de la SEP, un chip a cada una que les enseñe aunque sea lo mínimo sobre México. Quizá ello les ayude a contestar algo diferente a un “no sé”…
Uno en Sergio Gutiérrez Luna, para que sepa diferenciar entre la posibilidad de que exista vida en el espacio exterior y la vacilada de las “momias extraterrestres” que llevó al Congreso.
Uuuuy, uuuuy, uuuuy. En el caso de Hugo López-Gatell, su chip debería darle un electroshock cada vez que dice algo solo por agradar a López Obrador y a su vez obligarlo a dar información veraz sobre lo que supuestamente ha estudiado como galeno…
A la ministra Yasmín Esquivel que le obligara a decir la verdad sobre su tesis y —por piedad— uno a la ministra Lenia Batres que le ayude a no dejar en ridículo al mismo López Obrador y a su propia investidura como constitucionalista.
A los secretarios de Marina y Defensa Nacional, que el chip les recordara que son soldados y marinos y que como tal no son albañiles, constructores, aduaneros y un largo etcétera. Su misión es defender a la patria, deberse a la gente y no ser los mil usos del presidente.
Por supuesto que el chip de López Obrador le ayudara a centrarse en el presente y no seguir endilgando culpas al pasado… Que le obligara a denunciar a sus propios hijos cuando estuviesen metidos en esquemas de corrupción y tráfico de influencias. Que le forzara a ser —un buen— gobernante y no el eterno candidato (aunque, a decir verdad, Neuralink trabaja con implantes cerebrales, no hace transplantes totales...).
Sería estupendo que, a cada pensamiento en contra de la nación (abuso de autoridad, compras a sobreprecio, propuestas de obras inservibles), el chip simplemente prendiera una luz de alarma e inmovilizara al político en cuestión.
Muy necesario un chip para todos los políticos (nacionales y extranjeros) que les impida robar, mentir, corromper, aprovecharse del puesto y levantar falsos.
Falta mucho para que Neuralink alcance estas cotas. Pero seguro, si hiciera ese tipo de servicios a los ciudadanos, habría un vivales morenista de la Cuarta Transformación que encontraría la manera para sobornar a los de la compañía y programar el chip para decir mejores mentiras, hacer peores corruptelas y agenciarse abusos absolutos.