2024 Abr 05 El país de los abrazos. Adriana Sarur.
Lo que sucede en el país no es obra de la casualidad, entre la vacuidad y el desdén del gobierno
Ana Rosa ‘N’, José Ricardo ‘N’ y Axel ‘N’, pareja e hijo, respectivamente, iban a recibir a Camila, hija de Margarita, en el barrio de La Florida, en Taxco, Guerrero, para pasar la tarde en una alberquita improvisada, aprovechando los días vacacionales.
Después de un par de horas, Margarita fue a buscar a su hija a la casa de su vecina y esta le dice que “nunca llegó a su casa”, inmediatamente después fue a denunciar a la fiscalía local, donde la regla pareciera que es que nunca se resuelva nada, ahí recibió unos mensajes para el rescate de su hija, vieron las cámaras de seguridad y se trataba de sus propios vecinos, quienes ya habían asesinado a Camila.
Una máxima de la ciencia política es que los vacíos de poder se llenan y, habitualmente, por otros agentes fuera del Estado. Lo que sucede en el país no es obra de la casualidad, entre la vacuidad, el desdén del gobierno y una tasa de impunidad de 95 por ciento, el crimen —organizado o “desorganizado”— se pasea por todo el territorio nacional a sus anchas.
Una pareja y su hijo secuestraron y dieron muerte a una niña de 8 años, su vecina, conocida y posiblemente querida, solo para pedir un rescate, primero de 250 mil, luego de 35 mil, y después de 8 mil pesos, simplemente porque —pueden—, porque se les hizo una forma de obtener dinero fácil.
Al ver los videos de seguridad, Margarita y vecinos de La Florida, fueron a casa de Ana Rosa para hacer justicia por propia mano. Ante la barbaridad cometida, los vecinos y ahora justicieros, ingresaron a la casa para golpear a la pareja y al hijo que despiadadamente le arrancaron la vida a una infante y toda su familia.
Cuando la policía quiso intervenir para salvaguardar la vida de los asesinos, ya era demasiado tarde. Las autoridades aprehendieron a Axel ‘N’ y a José Ricardo ‘N’, así como a Ana Rosa ‘N’ para llevarlos a comparecer, pero esta última perdió la vida.
Los otros dos delincuentes pagarán una condena, en el reclusorio y en la correccional, respectivamente, por el cargo de feminicidio agravado.
Ante esta situación y después de responsabilizar y revictimizar a la madre de Camila, diciendo que “hubo una responsabilidad maternal y hay una omisión, porque si yo como padre tengo un hijo, debo vigilarlo, guiarlo, orientarlo. Aquí supuestamente la señora dejó salir a su niña sin las medidas de seguridad pertinentes”, el secretario de seguridad de Taxco, Doroteo Eugenio Vázquez, renunció a su cargo a petición del alcalde Mario Figueroa, quien solicitó disculpas por lo sucedido.
Así, la situación en el país de los “abrazos” está cada vez peor. En un México donde son asesinadas entre 10 y 11 mujeres diariamente, donde la violencia política es cada vez cruenta, donde el asedio a los periodistas no se detiene y donde el Estado ha perdido toda fuerza en contra del crimen organizado, en un país donde parece que ya nada nos puede sorprender, sucede el terrible asesinato de Camila, niña de 8 años, secuestrada y muerta a manos de sus captores en Taxco, Guerrero y nos vuelve a desgarrar el corazón.
Tomado de: El Heraldo de México