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2024 Abr 08 El viejo truco de los patos y las escopetas. Cecilia Soto.

¿Los programas sociales deben ser universales o focalizados? Depende. La derecha militarista que nos gobierna tiene un solo programa universal, el de los adultos mayores. Se trata de un universo no muy universal, pues está restringido a los adultos mayores que tienen más de 65 años. El argumento a favor del universalismo y en contra de la focalización es más bien pragmático (y caduco, como veremos): dado que se trata de millones de posibles beneficiarios, el gobierno, hipotéticamente, gasta más en la burocracia para definir dónde y cómo se focalizarán los beneficios. Y como en nuestro país los ricos muy ricos representan menos del uno por ciento, el que los beneficios les lleguen también a ellos no significaría, según este argumento, un gasto excesivo.

La coalición de la derecha militarista que postula a Claudia Sheinbaum ha recurrido al viejo truco conocido como “los patos les tiran a las escopetas”. Por una parte, describe los programas sociales como una novedad inventada por el actual gobierno y, por la otra, plantea que, de ganar Xóchitl Gálvez, desaparecerían los programas sociales. Ambas aseveraciones no sólo son falsas, sino opuestas a la verdad. Quien ha barrido con programas sociales útiles y nobles, con una furia comparable a la del huracán Otis, es precisamente Morena.

Los programas sociales tienen cerca de 80 años de existir. Desde el programa de leche Conasupo/Liconsa, iniciado en 1944, hasta los sofisticados programas de transferencias condicionadas iniciados durante la presidencia de Ernesto Zedillo, exportados a muchos países, que buscaban garantizar salud y educación a los beneficiarios. Estos últimos eran programas universales y focalizados. Había esta dualidad porque se enfocaban en los más pobres y universales porque generalmente cubrían municipios o regiones enteras. Durante la campaña presidencial de 2018, la coalición Va por México propuso la implementación del Ingreso Básico Universal (IBU), el programa social más radical que se haya propuesto a la fecha. Dado los recursos fiscales tan limitados que se recaudan en México, la estrategia delineada por los partidos de esa coalición planteó una implementación escalonada del IBU, iniciando por los estados más pobres: Chiapas, Guerrero y Oaxaca, y municipios de otros estados con pobreza extrema. Esto para acabar con el argumento de que nuestra coalición está contra el universalismo. Una reforma fiscal y el crecimiento económico permitirían ir ampliando el universo de los beneficiarios del IBU.

Fernando Galindo, el destacado economista que ha tomado el lugar del doctor Carlos Urzúa, QEPD, en la campaña de Xóchitl Gálvez, ha hecho un recuento espeluznante de los programas sociales desaparecidos por el actual gobierno, casi siempre bajo el argumento de que “había corrupción”. Sin presentar un solo caso de malversación de fondos, el gobierno acabó con programas bien evaluados y que les cambiaban la vida a millones de personas:

En educación se eliminaron las Escuelas de Tiempo Completo, el fortalecimiento de la Calidad Educativa, el Programa Nacional de Convivencia Escolar, así como programas para beneficiar a indígenas y migrantes. Para el campo, el gobierno de Morena eliminó los apoyos a la comercialización, el programa de aseguramiento agropecuario, los apoyos a los sectores pesquero y rural, los programas para el fortalecimiento del Sector de Ahorro y Crédito Popular y Cooperativo.

En economía se eliminó el Fondo Nacional Emprendedor, el Fondo Minero, el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario, el de Productividad y Competitividad Industrial, el de Apoyo a la Vivienda y el de Pueblos Mágicos.

En desarrollo social se eliminaron los Comedores Comunitarios, el Seguro de Vida para Jefas de Familia, el 3x1 para Migrantes, el de Fomento a la Economía Social, Prospera, el de Atención a los Jornaleros. En salud, Morena tuvo el efecto de una bomba atómica que incrementó en 30 millones a los mexicanos sin acceso a la salud hasta sumar 50 millones. Morena eliminó el Seguro Popular, el Programa de Salud y Bienestar Comunitario, el Programa de Apoyo para el Bienestar de los hijos de las Trabajadoras; además de lograr que se desplomara la vacunación infantil en 60 por ciento. En ciencia y tecnología los efectos también han sido devastadores, con la reducción de becas nacionales y extranjeras y el robo de cerca de 90 fideicomisos que garantizaban proyectos multianuales.

A la hora de entregar este artículo acaba de terminar el primer debate. Las preguntas agudas y duras enviadas por el público demostraron con creces que la percepción de la gente es completamente opuesta a la idea de Sheinbaum de que el país va muy bien y que hay que continuar la obra destructora de López Obrador. Sin querer, Xóchitl Gálvez dio en el clavo al mostrar la bandera al revés: el país entero está de cabeza. Nos vemos en las urnas.

 

 

Tomado de: Excélsior