2024 Jun 23 Del pensamiento heterodoxo: la cuarta. José Antonio Rojas Nieto.
Mis profesores me convocan a seguir con el estudio del interesante economista poskeynesiano Jan Kregel, En particular de su debate con autores de la Teoría Monetaria Moderna (TMM). No obstante su acuerdo en buscar una perspectiva heterodoxa alternativa a la ortodoxia en complicidad con la financiarización del mundo actual, crecientemente especulativo y rentista.
En ese marco sobresalen críticas internas en torno a la necesidad de cambiar la política económica. A pesar de los riesgos –indican– de reacciones de los mercados, como les llama mi querido amigo José Yuste.
Contrastan, por cierto, con la satisfacción expresada en mayo por los banqueros y se manifiestan –dicen– en el ataque reciente al tipo de cambio. Lo menos que debemos hacer es revisar la pertinencia o no de esa continuidad exigida. Sí, por los mismos que aceptaron el incremento real anual del 12 por ciento al salario mínimo en el sexenio y la extensión de los beneficios sociales, pero que han recibido incrementos reales anuales de 6 por ciento en los beneficios netos de su banca múltiple.
Los críticos aseguran que se permitió –al menos eso– a los bancos –grandes y chicos, nacionales y extranjeros– tener uno de los mejores sexenios en ganancias. No obstante –poco se menciona– que al interior del sistema bancario hay una radical asimetría. Se concentran los beneficios en unos cuantos.
Sí, efectivamente, oficialmente se registra ese crecimiento anual de 6 por ciento real, que permitió 273 mil 314 mil millones de pesos en 2023 en el resultado neto, a pesar del pago de 95 mil 445 millones de impuesto a la utilidad. Son beneficios concentrados (82 por ciento) en sólo siete de los 49 organismos de la banca múltiple.
Muy muy concentrados en BBVA, la tercera parte del total, que le permitió tener poco más del doble de Banorte, siguiente en la lista de beneficios. Además, con sólo la quinta parte de activos y la quinta parte de capital contable de la banca múltiple.
Con ello, los bancos superaron el estancamiento de resultados netos de 2019 (0.2 por ciento real) y el derrumbe de 2020 (casi 40 por ciento también real). Ese monto de 2023 –ilustro con mi electricismo– equivale a la inversión que la Comisión Federal de Electricidad requeriría en un sexenio para prestar el servicio público vinculado al ritmo del PIB. O poco menos, con mayor eficiencia.
Aunque –a decirlo una y otra vez, y cada día con más fuerza– si lo hiciera, como debiera hacerlo, entre cinco y seis puntos por encima del PIB, ese monto de beneficios bancarios altamente concentrados sólo atendería los requerimientos de un par de años, orientados ya a combatir la catástrofe climática. Por lo demás, en una perspectiva en la que la electricidad avance de manera significativa en el balance de energía final.
¿Por qué? Por ser la única forma relevante actual de abatir radicalmente la emisión de gases de efecto invernadero por la generación y el consumo de energía y su huella de carbono. Y de fortalecer la confiabilidad del sistema eléctrico.
Regreso a lo que estaba, y me disculpo de nuevo por mi electricismo, que mucho me preocupa. No sólo por los apagones y el mal manejo que hemos hecho del agua últimamente. También por la ausencia de una perspectiva a largo plazo que debiera impulsar al máximo al menos siete virtudes: 1) Eficiencia integral;2) Penetración eléctrica en usos finales; 3) Participación de renovables y limpias con confiabilidad; 4) Abatimiento de emisiones de GEI antes, durante y después de producción y consumo de energía;5) Productividad integral con disminución de costos que permita bajar tarifas y racionalizar subsidio a consumidores; 6) Distribución racional de la renta eléctrica, derivada del uso de recurso naturales altamente fértiles; 7) Fortaleza y conducción sociales, condición ineludible de un proceso energético virtuoso.
Bueno, termino mi desviación prometiendo hablar de Jan Kregel y sus útiles notas sobre la Teoría Monetaria Moderna. Específicamente de lo que llama respuesta equivocada a pregunta equivocada, para modificar la política económica ortodoxa. Una disculpa por mi electricismo. Me urgía compartir estas ideas. De veras.
Tomado de: La Jornada