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2024 Ago 02 Ideas y personas en la política. José Elías Romero Apis.

Ya llevamos 30 años con la cabeza vacía. Después de la apertura internacional de López Mateos, de la apertura generacional de Echeverría, de la apertura ideológica de López Portillo y de la apertura comercial de Salinas, lo único que hemos inventado ha sido una credencial para votar que más sirve para otros usos... En algún momento dejamos de producir ideas políticas.

Para José y Joaquín Narro, en esta mala hora.
Y para Juan Lara, hasta siempre.

La política entra en decadencia cuando carece de ideas o cuando escasea en personas. El mundo de hoy se encuentra en ambas crisis. Ni ideas de fondo ni políticos de altura. Primero veamos las ideas y de los políticos me ocuparé en un día venidero. La mayor obra de los grandes hombres no es una guerra ni una ley ni un palacio. Su mayor realización es una idea.

Renacimiento surgió cuando se aceptó la idea de que el hombre era el centro universal y que era merecedor de todo. Por la aceptación de esa simple idea fue que renegó de su pocilga, que abjuró de su hambre, que abandonó su mugre, que renunció a su miseria y que repudió su ignorancia. Que reclamó la libertad para él y la soberanía para los suyos. Que instaló su ley y sus instituciones.

No fue una frase discursiva, sino una creencia por la que rechazó su inferioridad. se sintió superior se convirtió en superior. Entonces levantó la cabeza, enderezó el cuerpo volvió a caminar en dos piernas, después de ocho siglos de no haberlo hecho.

En lo político, muchos pueblos han generado ideas esenciales para su mundo, para el nuestro y para el futuro. Los romanos fundaron la idea del imperio. Los franceses, la de la igualdad. Los ingleses, la del gobierno constitucional. Los estadunidenses, la de la soberanía popular. Otras ideas, como la de libertad, la de democracia. la de soberanía nacional, la de federalismo o la de derechos humanos no tienen un autor determinado. Todas ellas fueron ideas que movieron y siguen moviendo el destino del hombre.

México forjo dos ideas propias que fueron estelares y luminares. La Reforma Liberal del siglo XIX, en la que fue autor original y que han imitado 4 de cada 5 naciones. Y la Revolución Social del siglo XX, en la que ha tratado de ser copiado, pero el modelo mexicano no ha podido ser reproducido.

Ahora. ya llevamos 30 años con la cabeza vacía. Después de la apertura internacional de López Mateos, de la apertura generacional de Echeverría, de la apertura ideológica de López Portillo de la apertura comercial de Salinas, lo único que hemos inventado ha sido una credencial para votar que más sirve para otros usos. No un sistema de poder o de convivencia sino un plástico con fotografía. En algún momento dejamos de producir ideas políticas. En algún momento nos atoramos y lo malo es que seguimos atorados.

Y no pensemos que proponer la honestidad. la justicia o la democracia son nuestras ideas. La honestidad nos viene desde las Tablas de Moisés, hace como 4 mil años. La justicia, desde el pretorio romano, hace 2.500 años. Y la democracia, desde la Convención de Filadelfia, hace 250 años. Son grandes ideas vigentes y presentes, pero no son nuevas y no son nuestras.

En ocasiones ese vacío de ideas degenera como una metástasis en todo el cuerpo político y produce una ausencia de políticas. No es lo mismo mejorar la escuela que mejorar la educación, ni mejorar el hospital que mejorar la salud, ni mejorar el tribunal que mejorar la justicia. Durante décadas, México ha sufrido la falta de políticas de seguridad, de migración, de educación, de energía, de justicia y otras 50 que omito. Por ello, no sólo no sabemos que hacer, sino que ni siquiera sabemos lo que queremos.

Por esa muerte política es que llevamos varios sexenios que nos determinamos por ocurrencias sexenales. Ni siquiera tenemos una política de sueños ni una política de latrocinios ni una política de mentiras. Por eso han sido tan burdos nuestros sueños, tan grotescos nuestros robos y tan burlescas nuestras mentiras. Son ocurrencias tan babosas que no servirían ni para una conferencia "patito", aunque el expositor fuera gratuito.

Con esa carencia, nos enfrentaremos a tres riesgos. Uno, el de no innovar y entonces retroceder. Dos. el de no inventar y entonces copiar. Tres. el de cargar con la vergüenza de anunciar que en México "se solicitan ideas".

 

 

Tomado de: Excélsior