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2024 Ago 30 El Poder Judicial e Hipatia. Clara Scherer.

Hay quienes, por oscuras pasiones, odian ese hacer sin megáfono. Más, si esos personajes logran ser creídos, respetados y hasta admirados. Enseñar a pensar es peligroso; juzgar en contra de alguna autoridad, también.

A los y las senadoras de Morena: “Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar en absoluto”. Hipatia, filósofa y víctima del fanatismo. Aprobar sin leer, es no pensar.

A integrantes del Ejecutivo: “Gobernar las mentes mediante el miedo o por temor al castigo es igual de básico como usar la fuerza bruta”. Hipatia, matemática, conocedora de la propiedad de la parábola: la reflexión. Contra la extorsión y el chantaje, mesura y templanza.

A las y los ciudadanos: “Todas las religiones formales son falaces y no deben aceptarse por respeto a uno mismo”. Hipatia, astrónoma, se orientó a la concordia y el conocimiento. El fanatismo la aniquiló. Cuidado con los amloístas.

A quienes poderosos y poderosas ven como infantes: “Las fábulas deben enseñarse como fábulas, los mitos como mitos y los milagros como fantasías poéticas. Enseñar supersticiones como si fueran verdades es terrible. La mente del niño acepta y cree, y sólo con un gran dolor, y tal vez una tragedia, se podrá librar de ellas”. Hipatia, respetuosa de la inteligencia de las y los otros.

Hipatia, mujer sabia, sólo se ocupaba de enseñar filosofía, matemáticas y algo más. Enseñaba a pensar y a descubrir verdades, tales como que todos los seres humanos tenemos lados oscuros y somos vulnerables. La crueldad acompaña nuestra historia.

El Poder Judicial sólo se ocupaba de su trabajo: juzgar, pero no de acuerdo con su entender o capricho, sino con leyes y normas que la experiencia ha acumulado. La autoridad también se equivoca.

Hay quienes, por oscuras pasiones, odian ese hacer sin megáfono. Más, si esos personajes logran ser creídos, respetados y hasta admirados. Enseñar a pensar es peligroso; juzgar en contra de alguna autoridad, también.

Los rencores y las carencias emocionales no dan tregua y quien los carga busca quién pague por sus fracasos. Unos, encontraron a Hipatia; otros, toparon con el Poder Judicial. La responsabilidad, la autocontención, la magnanimidad no cuentan entre sus virtudes. La venganza y la envidia caminan juntas para liquidar lo que creen estorbo a sus caprichos.

En marzo de 415, una multitud atacó la litera de Hipatia, la filósofa, la matan a golpes, y luego, despedazan y queman sus restos. Al Poder Judicial lo apedrean cada mañana, lo ignoran y descalifican, quieren matarlo a golpes de iniciativas aprobadas sin razones, intentan despedazarlo y quemar toda su historia.

Se considera que el asesinato de Hipatia marcó la transición entre el razonamiento clásico y el oscurantismo medieval. Sus enseñanzas la trascendieron. Razonar apoyados en la lógica y poder conversar para entender, genera defensores de la libertad de pensamiento y de la libertad de expresión, valores fundamentales en cualquier sistema legal justo y equitativo, porque, además, son derechos humanos.

Destruir al Poder Judicial con una reforma populista es transformarlo en una cuasi oficina de asuntos varios de Morena. Y crear un Tribunal de disciplina no tiene otro objetivo que fustigar y censurar la libertad de juezas y jueces para resolver casos, sobre todo cuando se oponen a las directrices de un régimen político.

La cerrazón se comporta como puberto malcriado y ocurrente. Oídos sordos y ley de hielo. Como si el personal del Poder Judicial que ha protestado no tuviera derecho a defender sus ideas y su trabajo. La vergüenza ante los demás países por esa absurda pausa en nombre de una soberanía que es incapaz de dar una mano a las madres buscadoras o agravia migrantes. Enlodarse es su pasión.

Dice Harrison W. Mark, graduado en Historia y Ciencia Política, que “el reinado del terror en Francia, nació de un impulso de autopreservación, concebido por una Revolución paranoica que veía enemigos en todas partes”.

Algo de eso resuena fuerte en México.

 

Tomado de: Excélsior