2024 Sep 1 Escoger. Carlos Elizondo Mayer-Serra.
Entre enredarse en la bandera nacional y ser parte del mercado de mercancías más grande del mundo, ¿qué preferimos?
El 19 de junio de 2019, el Senado mexicano, controlado por Morena y con el visto bueno de AMLO, aprobó el T-MEC con 114 votos a favor. Ejerciendo su soberanía, México aceptó vivir bajo las reglas de este tratado.
Estas parten del principio de que los actores económicos de los países signatarios deben competir en igualdad de circunstancias; no se puede distinguir legalmente entre empresas estatales y privadas, ni cerrar a la competencia un sector ya abierto, como el energético. Las decisiones en torno al cumplimiento o no de las reglas deben ser tomadas por órganos que decidan autónomamente respecto al Ejecutivo y no con una lógica política. El Poder Judicial por supuesto se puede modificar para mejorarlo, pero debe ser imparcial e independiente.
También se presupone que México debe seguir siendo un país democrático. En el caso del Tratado de Libre Comercio que firmamos con la Unión Europea en 2000, hay incluso una cláusula explícita relativa a la democracia y al respeto de los derechos humanos.
AMLO parece creer que se puede cambiar el régimen político y el papel del Estado en la economía y seguir siendo parte del T-MEC. El embajador de Estados Unidos en México había mandado la señal de que se trataba de un asunto soberano, sin criticar las propuestas.
Sin embargo, en una carta la semana pasada, sostiene que, aunque es decisión de los mexicanos, reformar el Poder Judicial “amenaza la histórica relación comercial que hemos construido”. El subsecretario para asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, confirmó que esta es la posición del gobierno de Biden. Un editorial del Wall Street Journal del jueves concluye: “Kama- la Harris y Donald Trump deberían advertir a AMLO y a la Sra. Sheinbaum que su juego de poder de un solo partido pondrá en peligro el acceso de México ai mercado de Estados Unidos”.
El T-MEC requiere pasar por una revisión que debe estar lista en el 2026. Vamos a llegar con varias acusaciones por no haber cumplido nuestras obligaciones en este sexenio. Pero si además hay temores por las consecuencias de las reformas de AMLO, la revisión será más complicada y terminará por seguir tensando cada vez más la relación con nuestros socios comerciales y disminuyendo el atractivo para invertir en México.
El gobierno de Biden, sin el menor pudor, ya mostró en el caso del “Mayo” Zambada que puede actuar unilateralmente. De la misma forma podrán utilizar cuando lo juzguen conveniente la información que obtengan de los capos encarcelados en Estados Unidos.
El T-MEC permite resolver a partir de reglas las diferencias y disputas entre países con una enorme asimetría de poder. Si México decide tener un gobierno que centraliza el poder y lo ejerce arbitrariamente, y Estados Unidos cree que eso no es compatible con el T-MEC, puede optar por relacionarse con México desde la unilateralidad y discrecionalidad de su mucho mayor poder.
Los norteamericanos cada vez tienen una peor opinión de los mexicanos, según una encuesta reciente del Pew Center. Ya no hay apetito por acuerdos como el T-MEC. Un Presidente de Estados Unidos molesto y decepcionado con México simplemente puede salirse, como lo amenazó hacer Trump siendo Presidente De ganar Kamala Harris, conoce bien los agravios que Biden aceptó a cambio de que AMLO contuviera la migración.
Entre enredarse en la bandera nacional y ser parte del mercado de mercancías más grande del mundo, ¿qué preferimos? ¿Los mexicanos querrán pagar el costo económico de ser excluidos del T-MEC a cambio de tener la soberanía para elegir jueces, ministros y magistrados del Poder Judicial?
El futuro gobierno parece también creer que puede ampliar su poder con las reformas que están por aprobarse en septiembre y seguir gozando de todos los beneficios del T-MEC. Yo creo que no se puede tener el pastel y comérselo. Veremos.
Tomado de: Reforma