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204 Oct 6 Señora Presidenta. Rafael Álvarez Cordero.

Las mañaneras parecen como una escuelita con temática única: “vida saludable”, “humanismo”, “mentiras”, “mujeres” y “suave patria”, que no dice nada y oculta mucho.

En esta semana insólita para México, lo acontecido me hizo recordar a tantas y tantas mujeres que han sido líderes y cambiaron la historia de sus países; la lista es larga, Rosalind Franklin, Margaret Thatcher, Michelle Bachelet, y otras más; como médico recuerdo a presidentas de Alemania, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda y Taiwán que, gracias a su liderazgo, sortearon el covid exitosamente. Comienza una nueva era para México y le damos la bienvenida, es difícil digerir todo lo que ha ocurrido, pero el tiempo pondrá todo en su lugar.

Semana insólita: ahí estaba ella, dignísimamente vestida, muy bien por su primer saludo a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, muy mal por un torpe beso de El Niño Verde. Triste repetición de alabanzas a su exjefe, largos elogios reiterados como “mantras” para confirmar, aunque lo niegue, su sujeción mental.

Larga lista de promesas, que tristemente recuerdan las que dijo el individuo más mentiroso en la historia del país, y después de hablar de conciliación, de entendimiento, de armonía, terminó lamentablemente con un “Viva la Cuarta Transformación”, que echó por tierra todo lo anterior. La estupidez de sujetos impresentables, como Fernández Noroña, que no tiene límite, vestido como payaso insultó a los legisladores de la oposición.

Quiero mencionar algo que no ocurrió en esta toma de posesión histórica: el discurso que tenía preparado Ifigenia Martínez Navarrete, que por su débil salud no pudo leer; copio algunas palabras que muestran el verdadero espíritu de esa ceremonia que ella encabezó: “Desde esta soberanía, le decimos que no está sola. Que la lucha por la justicia y por la igualdad es de todas y de todos. Y que no descansaremos hasta lograr una democracia plena, donde no haya distinción de género, clase o condición. Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos”. “Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario”. “Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres… sigamos dejando huella”. Ese discurso pudo haber dado un giro a la toma de posesión, y hubiera sido una advertencia para la Presidenta.

Pero los siguientes movimientos de la señora Presidenta también merecen comentario: dijo que iría a Acapulco, y fue, pero estuvo encerrada en su auto y no vio a ningún acapulqueño; había saludado a la titular de la Suprema Corte, y después la atacó diciendo que su decisión de defender la autonomía es un “golpe aguado”. Y ya inició sus  “mañaneras”, pero parecen como una escuelita con temática única: “vida saludable”, “humanismo”, “mentiras”, “mujeres” y “suave patria”, que no dice nada y oculta mucho.

Frente a las sonrisas, las celebraciones, abrazos y demás, Claudia Sheinbaum tiene varios obstáculos que será difícil superar, el primero  es ella misma, por su doble condición de estar preparada, con estudios en el extranjero y mente científica y, por otra parte, ser incondicional de esa entelequia que se ha llamado Cuarta Transformación; ¿cuál prevalecerá?

En segundo lugar están sus colaboradores, comenzando por el hijo del señor que ya se fue y será una amenaza constante, junto con la jauría de morenistas que sólo desean obstaculizarla o dañarla; mucho se tendrá que cuidar, porque ahí están y no se irán.

Y el tercer obstáculo, más bien problema, es gigantesco, porque en estos seis años que terminaron se llevó al cabo la mayor destrucción del país; no repito los fracasos, errores y corrupción en economía, transportes, medio ambiente, salud, relaciones internacionales etcétera, que harán su tarea particularmente difícil.

Inicia el sexenio, todos deseamos lo mejor.

 

Tomado de: Excélsior