2021 Oct 21 México: 101 años de corrupción. Arnulfo R. Gómez. *
Todo lo que necesitas para tener éxito es ignorancia y confianza. Mark Twain.
En la publicación del World Justice Project del 15 de octubre se señala que, en el año 2021, México se ubicó en el 135º lugar en materia de corrupción de un total de 139 países que constituyen el universo estudiado por dicha institución.
Por esta circunstancia, fácil resultará al presidente Andrés Manuel López Obrador, hablar de corrupción ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, pues desde la década de 1920 del siglo XX, cuando Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles fueron presidentes de México, se sentaron las bases que dieron origen a que, tradicionalmente, se haya considerado a México como uno de los países más corruptos del mundo.
Gran parte de esta fama es debida al mismo Álvaro Obregón, quien cínicamente admitía, difundía, propalaba y festinaba esta situación. Así, en una entrevista que tuvo con el periodista español Vicente Blasco Ibáñez, en 1920, el tenor de la plática fue el siguiente:
Obregón: A usted le habrán dicho que yo soy algo ladrón.
Blasco Ibáñez: No sé qué contestar.
Obregón: Si ‒insiste‒, se lo habrán dicho indudablemente. Aquí todos somos un poco ladrones … Pero yo no tengo más que una mano, mientras que mis adversarios tienen dos. Por esto la gente me quiere a mí, porque no puedo robar tanto como los otros.
Blasco Ibáñez comentó al respecto que “Obregón celebró su chiste con una risa discreta de muchacho cínico, mientras que los dos amigos que nos acompañan saludan la gracia del héroe con interminables carcajadas”.
Continúa Blasco Ibáñez: “Obregón quiere obsequiarme con nuevos relatos, tal vez para hacer ver que desprecia todo lo que han inventado contra él sus enemigos; tal vez por el placer de asombrarme y desorientarme con el espectáculo de un hombre que se desacredita a sí mismo”.
“…vestido de militar tal vez esté mejor, pero yo vi a un hombre con un sombrero de paja viejo y polvoriento, un pantalón arrugado y corto y una chaqueta algo mugrienta, una de cuyas mangas colgaba flácidamente vacía desde el hombro cortado a cercén”.
Conviene señalar que don Vicente Blasco Ibáñez es el autor del libro El militarismo mexicano, mismo que terminó de escribir en París, en julio de 1920.
Desgraciadamente, gran parte de los problemas que hemos tenido en México consiste en que los bribones siempre se quieren mostrar simpáticos haciendo bufonadas, y sus paleros, socios y cómplices, les hacen sentir bien cuando cometen o comentan sus fechorías, como en este caso en que Álvaro Obregón mismo calificó a los mexicanos despectivamente, dándonos una inmerecida fama mundial como ladrones y corruptos porque él lo era y, con el sentido de sus palabras, quería involucrar a todos los mexicanos y hacerlos cómplices de sus latrocinios.
Así, el origen de esta situación tan deprimente que vivimos los mexicanos en la actualidad, es resultado de una “tradición histórica” creada por el fortalecimiento de las instituciones corruptas que la Revolución mexicana quiso eliminar, pero que, Emilio Portes Gil y los generales Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Gonzalo N. Santos, Aarón Sáenz, Joaquín Amaro, Abelardo L. Rodríguez, etc., defendieron y preservaron para su beneficio y el de sus corifeos, y para desgracia del pueblo mexicano.
Al respecto, el canal de televisión History Channel realizó una serie de documentales que inició con la vida del presidente mexicano Abelardo L. Rodríguez, protegido e impuesto por Plutarco Elías Calles, a quien califica como el primer presidente mafioso, al ser uno de los iniciadores de la mafia latinoamericana en 1926.
Este documental relaciona a Abelardo L. Rodríguez con la siembra de la amapola, el juego, el tráfico de alcohol y de drogas, además de que permitió e impulsó la construcción de casinos de la mafia norteamericana en nuestro país; Abelardo mismo llegó a tener uno de los casinos más importantes en Baja California con el nombre de “Agua Caliente”.
En 1927 ‒cuando Álvaro Obregón anunció que quería reelegirse mediante un subterfugio que urdió con la ayuda de Gonzalo N. Santos y el sometimiento de Elías Calles‒ numerosos miembros de la sociedad, asociaciones políticas, entidades culturales e intelectuales de alto nivel se opusieron a que nuevamente se violara la Constitución mexicana y que se reeligiera Obregón; se trataba de impedir que la reacción, los conservadores y la corrupción continuaran en el poder, ya que los ocho años del mandato de Obregón y Calles se habían caracterizado por la mala administración ejercida por una diarquía en la que Obregón era el que mandaba, y Calles, mansamente, se sometía a sus aviesos designios.
A pesar de que el general de División Arnulfo R. Gómez, siempre se había negado a actuar en política, la popularidad de que gozaba, respaldada por una destacada carrera militar que había merecido que el Trofeo a la Excelencia instituido por el Ejército Nacional Mexicano llevara su nombre: Copa General Arnulfo R. Gómez, aceptó ser designado candidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Antirreeleccionista.
Sus cualidades innatas habían sido complementadas con un viaje de estudios que realizó a Estados Unidos y a Europa, durante el cual efectuó acuciosas investigaciones en las principales academias e instituciones militares de los seis ejércitos más modernos y poderosos de la época, lo que le permitió presentar numerosas propuestas para la reestructuración, capacitación y modernización del Ejército Nacional Mexicano; independientemente de que muchas de sus propuestas iban más allá de las funciones sustantivas del Instituto Armado e incluían aspectos que incidían muy positivamente en la vida económica, social y política del país.
El objetivo del Antirreeleccionismo, enarbolado por el General Arnulfo R. Gómez y los numerosos grupos que apoyaban su candidatura, era evitar la reelección de Álvaro Obregón y que continuara en el poder un ente reaccionario que ya había demostrado que, sus acciones de gobierno, estaban orientadas a practicar y permitir la corrupción galopante en el país.
Plutarco Elías Calles, obedeciendo a Obregón y tratando de evitar que el General Gómez continuara con su participación en la contienda electoral antirreeleccionista, le hizo un ofrecimiento:
Olvídate de la democracia y esas cosas, te ofrecemos ser Gobernador de Baja California, te puedes hacer millonario, tan rico como Abelardo.
Dicho ofrecimiento fue rechazado por el General Gómez señalando que él se había involucrado en la lucha armada por sus principios democráticos, por su compromiso con la sociedad y no para hacerse rico.
Nótese que Calles dijo “te ofrecemos”, lo que confirmaba la injerencia de Obregón en esta decisión, misma que implicaba remover del cargo de gobernador al General Abelardo L. Rodríguez, su cuate y socio en numerosas tropelías y hechos de corrupción, quien, como he señalado, posteriormente fue designado Presidente Interino de la República por Calles, a pesar de la corrupción que lo caracterizó en su gestión como gobernador del territorio de Baja California y que era de total dominio público en México y en el extranjero.
La Plataforma Electoral del General Arnulfo R. Gómez contemplaba numerosas políticas públicas orientadas a implementar un verdadero proyecto de país a través del cual se buscaba su desarrollo económico, mismo que, en su Propuesta de Institucionalización, tenía como base el establecimiento del Servicio Civil de Carrera.
Con esta reforma se pretendía hacer extensiva a la vida civil, la propuesta que el General Gómez había planteado para la capacitación, reestructuración, fortalecimiento y modernización del Ejército Nacional Mexicano a fin de cumplir, no sólo con la función sustantiva del Instituto Armado, sino con una función económica y social que mucho hubiera ayudado al desarrollo integral del país.
Con el establecimiento del Servicio Civil de Carrera se buscaba prevenir la corrupción mediante el aumento sustancial de sueldos, redimensionamiento de la burocracia para tener personal capacitado, especializado y bien pagado; la creación de un riguroso escalafón para los ascensos; la comprobación de la idoneidad necesaria para el desempeño de los puestos públicos y la eliminación absoluta de la influencia oficial para ocupar un puesto, entre otros, con el objetivo final de lograr una administración pública reducida, eficiente, profesional, especializada y bien pagada, para que estuviera exenta de actos de corrupción y para que fortaleciera a las instituciones públicas y las hiciera más eficientes y eficaces.
Desgraciadamente, el General de División Arnulfo R. Gómez fue asesinado el día 5 de noviembre de 1927, a la edad de 37 años de edad, motivo por el cual su propuesta no prosperó y fue hasta el año de 1997 que, en México, se aprobó un Servicio Civil de Carrera con enormes distorsiones que no han permitido mejorar la calidad de las instituciones públicas, el nivel profesional de sus funcionarios y los servicios que proporcionan. Esto provocó 70 años de pérdida total en la creación de capital humano y una corrupción galopante propiciada por el esquema de manejo meramente “político” de la administración pública a partir de los años 20.
El Programa de Institucionalización propuesto por el General Gómez fue “adoptado” por Elías Calles a su manera, pues en 1929 señaló que se terminaba con la etapa de los caudillos y se pasaba a la etapa de las instituciones, sin embargo, no completó adecuadamente su “frase célebre” que debió haber sido: se termina la etapa de los caudillos corruptos y se pasa a la de las instituciones corruptas.
Sin duda alguna, Plutarco Elías Calles desarrolló y consolidó a las instituciones corruptas a través de una clase política mediocre e indigna, misma que él generó y que tuvo como base de su origen y existencia, la institucionalización de la corrupción y el dedazo que él “decretó”, a través de la cual no sólo prostituyó a las instituciones públicas en todos sus niveles, en donde los puestos y los ascensos se ganarían en función de las recomendaciones y del mayor o menor grado de servilismo que mostraran los “funcionarios”.
Plutarco Elías Calles extendió este mal a los sindicatos de tal manera que corrompió a todo el sistema político, militar, económico, jurídico y social de México. Especial referencia merece el sistema educativo, ya que el esquema de administración que Elías Calles implantó en esta área significó la mediatización de todos los aspectos de la vida de nuestro país.
Este esquema de administración se tradujo en enorme mediocridad debido a que no era un proceso idóneo para el desarrollo de la democracia y de la economía, sino que era un sistema creado con fines electoreros, para ejercer el control político y la mediatización de las masas a fin de beneficiar a los individuos en el poder, mediante esquemas corporativistas y clientelares que los sucesores de Elías Calles continuaron y ampliaron por todo el territorio nacional, provocando enormes daños al impedir el desarrollo sano del país por falta de competitividad.
Esto generó una enorme debilidad de las instituciones públicas. Por más de 90 años su funcionamiento no fue con base en objetivos e ideas en beneficio de la sociedad, ni de los conocimientos que deberían tener sus funcionarios, sino en función de los intereses partidistas y personales de los individuos que, desgraciadamente, han ocupado los altos puestos en la burocracia, creando un servilismo terrible que algunos han considerado como un “mamarrachismo” político con toda razón.
Este sistema deterioró al orgullo del mexicano y creo a los llamados mil usos de la política mexicana que, únicamente, persiguen cualquier posición en la administración pública como una solución personal inmediata para asegurar su futuro ante la incertidumbre que presenta un problema estructural del gobierno mexicano, lo que ha fomentado la corrupción en todos los niveles.
*Licenciado en Relaciones Internacionales (UNAM). Especialista en comercio internacional y promoción de inversiones en la Agencia de Cooperación Técnica del Gobierno Francés-ACTIM (París); en el Centro de Comercio Internacional UNCTAD–GATT (Ginebra); en la Comisión de la Comunidad Económica Europea (Bruselas); y en el Warwick Research Institute (Reino Unido). Fue Coordinador de Consejerías para Asia, África y Oceanía, así como Jefe de Promoción para Europa Occidental del IMCE. Con motivo de la reanudación de relaciones diplomáticas con España, fue designado Consejero Comercial Adjunto de la Embajada de México en Madrid; también fue Jefe de la Oficina Comercial de México para Cataluña y la Comunidad Valenciana; Consejero Comercial para Costa Rica, Nicaragua y Panamá con sede en San José; Consejero Comercial para BENELUX y Países Escandinavos con sede en Rotterdam; y Consejero Comercial para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá con sede en Montreal. En el año 2013, fue condecorado por Su Alteza Real Phillipe de Bélgica, como Caballero de la Orden de la Corona del Reino de Bélgica. Actualmente, es asesor de diversos organismos empresariales, consultor en comercio exterior e inversión extranjera, y catedrático de comercio internacional en diversas instituciones de educación superior.
Tomado de: Voces México