2025 Ene 19 El poder de la palabra. Rafael Álvarez Cordero.
De las palabras depende muchas veces la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Anónimo
Los seres humanos hemos desarrollado al través de los siglos, sonidos que se articulan en palabras; a su vez, las palabras evolucionan y tienen significado; los expertos liguistas exploran ese camino, a veces recto, a veces tortuoso, que tienen las palabras para exaltar triunfos o para ocultar fracasos. Con la llegada a la Presidencia de un individuo cuyo deseo era poseer la última palabra en todo, se levantó cada mañana para hablar durante dos o tres horas, y el significado de la palabra presidencial cambió; al usar el engaño y la falacia, muchas palabras perdieron su sentido original; unos cuantos ejemplos iluminan ese laberinto lingüístico creado con los más oscuros propósitos.
Transformación.- Cuando inició su mandato, sorprendió a muchos al afirmar que establecía la “Cuarta Transformación”, como si tuviera el don de adivinación; afirmó que otros tres próceres habían transformado a México (no imagino a Hidalgo, Juárez y Madero saliendo a la calle a decir “voy a hacer una transformación”).
La realidad es que no transformó nada, su palabra sin sustento es basura y el resultado de sus seis años es el caos; destruyó lo que funcionaba, emprendió obras inútiles y onerosas, canceló proyectos, borró del mapa la Constitución, afectó a los tres Poderes de la Unión, como chivo en cristalería arrasó con todo lo que pudo arrasar, no hubo tal transformación, aunque haya inocentes que aún lo creen (lo que confirma el poder de la palabra). Mal puede hacer su sucesora al hablar de un “segundo piso de la transformación”, una entelequia más, ya que hoy vivimos en una dictadura monda y lironda.
Humanismo Mexicano.- El humanismo fue un movimiento filosófico, artístico y cultural surgido en la Europa de los siglos XIV y XV, que se basó en ciertos valores recuperados de la Antigüedad Clásica; y se caracteriza por un pensamiento antropocéntrico, que coloca al ser humano como eje de sus preocupaciones, motivaciones y deseos. El que ocupó la silla presidencial fue todo menos humanista, su odio, su resentimiento, su desprecio a las ideas de los demás, su corrupción, no es Humanismo.
Primero los pobres.- Una evidencia más del engaño del Humanismo, es la afirmación de que “primero los pobres”, lo que habla de discriminación y se repite como mantra, aunque sabemos que el número de pobres aumentó en su sexenio.
Pueblo.- Pueblo es el conjunto de personas de un lugar, región o país. Son las personas que forman parte del Estado, sin ningún tipo de distinciones de raza, género, religión, nivel económico o social. Afirmar que “pueblo” son sólo los ciudadanos que votan por Morena es un error y engaña a los ciudadanos.
Bienestar.- El uso de esta palabra en el discurso presidencial mueve a risa; bienestar es el resultado de un trabajo, no es su origen, no se puede etiquetar de antemano, por eso es ridículo hablar de Secretaría de Bienestar(¡!), Gas de Bienestar, Tiendas de Bienestar, Agua de Bienestar, Bancos de Bienestar, Aviones de Bienestar, todo eso es falaz para engañar a los ignorantes.
Democracia.- Y como parte del discurso siniestro y mentiroso, tanto el que se fue como su sucesora han afirmado que somos una democracia; su frase “Somos el país más democrático del mundo” seguida del envío de un representante oficial a la toma de posesión del sátrapa Nicolás Maduro, confirma el propósito siniestro de engañar a los mexicanos.
Debemos darnos cuenta en dónde estamos, ya vivimos una autocracia que se convierte día tras día en dictadura, y que amenaza nuestras vidas de mil maneras,
El poder de la palabra es grande, y después de reconocer en toda su magnitud el peligro que nos acecha, con palabras claras y argumentos firmes podremos revertir este daño y volver a la democracia; esta tarea no es de un grupo o un individuo, es tarea de todos, 132 millones de mexicanos tenemos la misión de devolver el valor a la palabra
Tomado de: Excélsior