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2025 Mar 8 Balazo al pie. Ana Laura Magaloni.

En uno de los momentos más críticos y desafiantes, la elección judicial es un daño autoinfligido para México.
El México en el que hemos vivido desde hace tres décadas está cambiando rápidamente. Por un lado, el resultado electoral del 2024 ha traído consigo un cambio de régimen político: estamos dejando atrás dos décadas de una democracia constitucional (imperfecta) y regresando a un régimen de partido hegemónico que todavía no se asienta ni toma forma por completo. Por otro lado, en menos de dos meses, Trump amenaza con imponemos un cambio de modelo económico. Yo creo que la amenaza y la imposición de aranceles (con matices y limitaciones) llegó para quedarse y anuncia el principio del fin del libre comercio como el motor principal del crecimiento económico y la prosperidad del país. Tampoco sabemos, bien a bien, qué sigue ni cuáles serán los nuevos asideros de nuestra economía. Todo lo sólido se desvanece en el aire, como dice el título del conocido libro de Marshall Berman. El presente es confuso, incierto e imprevisible.

Ha sido ejemplar la manera como la presidenta Sheinbaum ha lidiado con un hombre narcisista- perverso, violento y mentiroso como Trump. El éxito de la llamada del jueves pasado es un gran ejemplo del nivel de responsabilidad en el ejercicio del poder de nuestra Presidenta. En franco contraste, sin embargo, no deja de sorprenderme que nadie aún pueda hacerse responsable cabalmente de una elección judicial que va a ser un balazo en el pie en uno de los momentos más complicados y desafiantes en México y en el mundo de las últimas décadas.

Todo apunta a que no va a salir bien la elección de jueces. El galimatías de la boleta electoral, el desafío de contar los votos, la imposibilidad de dar el resultado antes de 12 días después de la elección, lo absurdo y caprichoso de la definición de los distritos electorales, la falta de filtros adecuados para definir la idoneidad de las y los candidatos. la imposibilidad para que el electorado pueda saber siquiera quiénes son las y los candidatos y por quién votar, el riesgo de que el crimen organizado controle los juzgados penales de su interés y un larguísimo etcétera. No estamos propiamente ante una reforma judicial. Morena decidió demoler el sistema de justicia sin una ruta crítica para edificar uno nuevo. No cabe duda de que los daños autoinfligidos forman parte de estos nuevos tiempos que nos toca vivir.

En este escenario, creo que la mirada debe estar puesta en las reformas judiciales locales. Es en ese ámbito en donde la demolición del sistema puede permitir edificar algo nuevo, algo mejor. Desde el siglo XIX hasta la fecha, la justicia local ha estado capturada por los intereses políticos y económicos en turno. De hecho, una de las funciones del Poder Judicial federal ha sido la de amortiguar y subsidiar la debilidad histórica de los tribunales locales. Sin embargo, ello es extremadamente costoso. La puerta de entrada al sistema de justicia, por lo que toca a litigios entre particulares, casi siempre es local y para acceder a un tribunal federal, se tienen que agotar las dos instancias locales. Esta arquitectura judicial es muy elitista, pues muy pocas personas tienen la capacidad económica para litigar tres instancias: dos locales y una federal. Así, para unos cuantos, la justicia es cara, lenta y barroca y para la inmensa mayoría es simplemente inaccesible.

Las y los gobernadores locales tienen una oportunidad para cambiar el rostro del sistema de la justicia en México. Se necesitan líderes locales que apuesten con determinación a la construcción de un nuevo sistema de justicia local, de pies a cabeza, que permita mejorar sustantivamente las ventanillas de acceso y que busque adecuar las respuestas del sistema a las características intrínsecas de los asuntos y a las diferentes necesidades de quienes tocan sus puertas. Necesitamos al menos un sistema de justicia local que se convierta en la estrella polar de México en medio de la demolición de todo lo que ha existido hasta hoy. ¿Quién abrazará esta oportunidad?

 

 

 

 

 

Tomado de: Reforma