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2025 Abr 27 Geopolítica de la Iglesia católica. Javier Santiago Castillo.

Históricamente la jerarquía de la Iglesia católica ha estado, en mayor o menor medida, no sólo ligada a las estructuras de poder político y económico, sino que ha sido parte de ellas y se ha beneficiado de esos vínculos. Esta jerarquía no se ajena al principio político que rige a los sectores integrantes de las élites dominantes: “cambiar para permanecer”. Aunque, tampoco se puede negar que, en su interior, han existido grupos que se enfrentaron con los principios favorables a los desheredados.

Con la Encíclica “Rerum novarum” (de las cosas nuevas) expedida por el Papa León XIII (1891), surgió la doctrina social de la Iglesia. En ella se criticó el abuso y la explotación de los obreros, aunque reafirmó su respaldo a la propiedad privada y descalificó a los socialistas. Manifestó la necesidad de la intervención estatal para instrumentar medidas de higiene, seguridad en el trabajo, descanso dominical y regulación de la jornada laboral. Además, se pronunció a favor de formar asociaciones y partidos políticos orientados por los principios católicos.

Otro momento relevante fue el “Concilio Vaticano II (1962-1965), convocado por el Papa Juan XXIII y continuado por Pablo VI. Su esencia acercarse a la feligresía con el uso de lenguas vernáculas en la celebración de la misa en lugar del latín, adoptando posturas que defendían la participación activa de los laicos en la Iglesia. De igual manera, hubo reformas en la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas (el Islam y el Judaísmo), así como con el mundo moderno. También se reconoció la libertad religiosa. Fue el caso de Colombia, donde se sentaron las bases para la Liberación de la Constitución de 1886.

A lo largo de los siglos, y en el siglo XX han existido cuatro Papas los que de manera decidida hicieron cambios en la Iglesia Católica. Juan Pablo II dejó claro que, se podían adaptar a la Iglesia a los cambios de la sociedad y no sólo adaptarse al sistema global de los sesenta y setenta.

Al ser elegido Karol Wojtyla (1978), a pesar de su procedencia del bloque socialista, puso como su objetivo realizar cambios estructurales en el manejo administrativo del Vaticano, tan oscuro como una noche sin estrellas. David Yallop en su libro “En el nombre de Dios” (1985) ubica a los grupos de poder que se beneficiaron con su muerte.

Por otro lado, la periodista italiana Stefania Falasca, en su libro “El Papa Luciani” (2017) describe los rumores de envenenamiento y otorgó evidencias eficaces a su falsedad. Aunado, en el ambiente de corrupción económica, hubo una lucha por modernizar el manejo financiero.

Con el Papa Francisco, hubo cambios de ampliación de los derechos humanos de los marginados (mujeres, homosexuales, divorciados y migrantes) y cambios en la curia vaticana. Fue electo Papa en una votación secreta con apoyo de un hábil político y predicador de corazón abierto. El nuevo Papa centró su estrategia en su “impronta” de que en la Iglesia Católica debe existir un espíritu de “servicio” no de “poder” o “ostentación”. De ahí su famosa expresión: “el pastor debe tener el olor de sus ovejas”.

Francisco se propuso combatir la corrupción, modernizar el manejo financiero y enfrentar al “lobby gay” del Vaticano. Se ha expresado: “El que peca y reza, empata”. El que peca y no reza, se corrompe”. “Al corrupto no se le puede salvar; el pecador se puede salvar, el corrupto no.”

En sus mensajes ha señalado: “Que el nepotismo y patrimonialismo” y “quienes practican el nepotismo, han entrado en una corrupción personal y deben ser removidos del poder; ¡llevan la sangre sucia! Se debe orar al dios de la sangre limpia y de las raíces.” “Dios no se cansa de perdonar”, repetía, pero también aclaraba: “ojo, que Pedro era pecador, no corrupto; pecadores sí, corruptos no”.

Estas posturas innovadoras, acompañadas de su renovación administrativa de la jerarquía, astutamente, a la buena viva, realizaron campañas a nivel mundial de la resurrección de la Iglesia a favor de los marginados. Algo esperanzador en el mundo de injusticias en el que vivimos.

Numéricamente la Iglesia Católica sigue siendo la religión más fuerte del mundo. No obstante, para hacer un análisis se debe considerar qué es el gran número. En el momento de elegir al Papa (Cónclave) son mayoría los cardenales de países donde los católicos son minoría en el mundo.

En esta ocasión existen 135, pero dos renunciaron, no asistirán. Los electores serán 133 y la mayoría de los dos tercios tendrá que dar la elección.

En todas las regiones del mundo hay Cardenales, aunque se han privilegiado dos. De los mencionados 133 cardenales, 53 son de Europa; 17 son de América del Sur; 17 de América del Norte; 19 de África; 16 de Asia y 11 de Oceanía.

No habrá ventaja para Europa, sobre todo en el número de iglesias, como referencia sólo se garantizó dos votos para Estados Unidos y sólo que el representante de EE.UU. logre consensar su elección entre el filipino y un español: Antonio Tagle, 67 años. No se observa fuerza de los europeos, aunque no se descarta una versión 2.0 de Francisco durante un largo período.

En el cónclave del presente se encuentran los asesores de Pietro Parolin, 70 años y secretario de Estado de la Santa Sede; Mauro Zuppi, 69 años, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; quienes están desplazando la cercanía ideológica con el Papa fallecido.

Luiggi Zuppi está en una campaña para obtener el favor silencioso de un número de cardenales de América, con énfasis en los modelos al papado de diálogo.

Acentuó su trayectoria de ayuda a los migrantes y a las operaciones de paz en el mayor de los corazones. Ante la posibilidad de la elección de un Papa no europeo, la estrategia de los cardenales será tratar de aprovechar más posibilidades de alianza entre votos. Los rumores aseguran que el próximo pontífice será italiano: Pietro Parolin.

 

 

 

 

 

Tomado de: La Crónica de Hoy