By using this website, you agree to the use of cookies as described in our Privacy Policy.

DE LA MEMORIA POLÍTICA DE MÉXICO.1911 OCT 25 EL ENIGMA NEGRO. Trinidad Sánchez Santos.

Nos hallamos frente a un hecho inexplicable: la sublevación de Zapata. Todos preguntan: ¿por qué sus hordas salvajes, en vez de ser exterminadas, se van extendiendo cada día más, al grado de que, según un diario de la tarde de ayer, los tiros de sus fusiles podían oírse en Xochimilco a unos cuantos kilómetros de esta metrópoli? ¿Acaso el Gobierno, que cuenta con sobrados elementos, no mira la importancia de acabar para siempre con tal bandidaje?

Es una afrenta para Méjico, como nación civilizada, que conserve en su seno la anarquía zapatista, porque no se trata de una revolución de principios, ni de que Zapata quiera ser Presidente de la República. Se trata tan sólo del pillaje, del bandolerismo, de una anarquía digna de los vándalos más feroces o de los zulús más refractarios a toda civilización. Queremos democracia, que es el grado máximo del progreso humano; queremos justicia, que es el ideal más alto de las naciones; queremos vida fuerte, alimentada por la médula de principios inconmovibles, que nos lleven a la felicidad en todos los órdenes de cosas; y, a pesar de tan buenos deseos, a pesar de que, para lograrlos, se ha promovido y consumado una revolución que cuesta a la patria sangre, dinero, crédito, a pesar de todo eso, decimos, no podemos extirpar la llaga tan afrentosa cuanto perjudicial para nuestro organismo, cuanto nauseabunda para nuestra civilización, cuanto dolorosa para el pueblo que camina hacia la miseria. Esa llaga es Zapata, las hordas que le siguen, la canalla que mantiene en pie de guerra a las unas y al otro.

 

         Leer más

 

                                                          https://memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1911-EN_VS-Z-TSS.html