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ABUSO DE FUNCIONES
Es la ejecución de un acto indebido, que consiste en sustituir el interés público por el interés privado. Cuando la satisfacción que se busca es un beneficio de tipo material, el abuso recibe el nombre de “corrupción”. Se dice que el titular de un cargo público ha abusado del puesto que desempeña cuando, al perseguir un lucro o beneficio propio en contra del interés público, ha realizado algún acto indebido, o bien cuando se ha abstenido de hacer algo a lo cual estaba obligado.
La corrupción se ve estimulada por cierto tipo de entornos sociales, incluyendo factores políticos, sociales, económicos, administrativos y éticos, tales como las dimensiones, forma y funciones del Estado, el grado de poder que el Estado ejerce sobre sus ciudadanos y su actividad cotidiana, el grado de divisiones sociales y de las divergencias socioeconómicas, los valores y lealtades predominantes, el nivel y la difusión de la educación, la eficacia de la administración y las tradiciones de la función pública.
El medio ambiente más favorable para el desarrollo de la corrupción, se encuentra en las sociedades prósperas que consideran la opulencia como un fin, la competencia como un medio y la ostentación como un valor. La maquinaria del Estado sólo interesa en cuanto ayuda a la promoción de sus propios objetivos, procurando por todos los medios manejar a su antojo el aparato estatal. Para algunos la posibilidad de combatir la corrupción radica principalmente en la opinión pública, pues si ésta está dispuesta a tolerarla nada podrá vencer a la corrupción. En este aspecto, la prensa tiene la misión de guardián vigilante del interés público y la de riguroso exponente de la opinión pública. Otra arma poderosa para luchar contra este mal es la existencia de un poder judicial independiente.
También hay correctivos preventivos y punitivos. Entre los primeros están los códigos sobre responsabilidades de los funcionarios, la selección y formación del personal, la distribución adecuada de las competencias y la debida remuneración para que los funcionarios vivan decorosamente.En relación a los correctivos punitivos, es importante hacer notar que la opinión pública debe darse cuenta que el gobierno no trata de proteger a un funcionario, así como que exista la certeza por parte de los funcionarios, de que se les va a hacer la debida justicia.
Los países en desarrollo no pueden permitir la corrupción, ya que ésta impide el desarrollo y hace inútiles todos los intentos de planificación. La corrupción viene a favorecer aún más a los ricos y a los privilegiados. La consecuencia más grave es el sentido de frustración, la pérdida del respeto mutuo, el cinismo que inspira por doquier, especialmente entre los jóvenes administradores. La corrupción vicia la política, debilita la administración y mina la confianza pública. ABD