By using this website, you agree to the use of cookies as described in our Privacy Policy.

2024 Ago 17 ¿Y tú quieres ser escritor? César González Madruga.

Charles Bukowski, el poeta maldito, quien vivió en tiempos de la Primera Guerra Mundial, la Gran Crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial, dejó para después de morir (a título póstumo), un libro donde compiló poemas que escribió a lo largo de su vida, el cual tituló Lo más importante es saber atravesar el fuego. Particularmente, hay un poema que titula “Manual de combate”, en el que pregunta, ¿Y tú quieres ser escritor?

Previo a la pregunta, relata el destino de grandes escritores de la historia literaria y resume como murieron: “a Dostoyevski lo pusieron ante un pelotón de fusilamiento y a Lorca le pegaron un tiro, a Hemingway lo sometieron a electrochoques (and you know he shot himself) Séneca se cortó las venas en el baño (it´s best that way: in warn water)”, y en cuanto a aquellos que no siguen el fatal destino dice: “muchos se vuelven locos, hay quienes pierden el rumbo y ya no pueden seguir haciéndolo. Algunos llegan a viejos. Unos pocos ganan dinero. Los hay los que se mueren de hambre”. Finalmente, si alguien osara responder a la pregunta de ¿quieres ser escritor?, menciona, “muy bien, adelante do it, pero cuando te muelan a palos por tu flanco más débil no me vengas con lloriqueos”.

Este enfoque crudo y realista puede extenderse a muchos otros nombres que no necesariamente están mencionados en el “combat primer”, pero que sus vidas y muertes aplican perfectamente a su advertencia, al final “the sandbag” siguen cayendo sobre aquellos que hablan y piensan de más.

Sin embargo, la advertencia está allí, no para  temer o para rehuir a ese camino, sino por la necesidad humana y espiritual de por qué el escritor es necesario. Pongamos de ejemplo a Cicerón, quien al final de su vida Marco Antonio mandó a enclavar no sólo su cabeza en el podio de la Asamblea, sino también sus manos. Y ¿por qué las manos? Porque era una advertencia para todo aquel que tuviera el valor de escribir, pero el mismo Cicerón sabía lo que estaba en riesgo por decir lo que decía y aun así lo hacía. De no haberlo hecho, la humanidad misma habría perdido el legado del primer humanista. Es como si un cristiano no llevara a cabo la palabra de Jesús por miedo a terminar su vida como él, al contrario, toman su vida de ejemplo para construir un mundo más amoroso.

El escritor es necesario ayer, hoy y mañana, sus letras, por mucho que puedan ser acalladas, permean, registran, turban al espíritu humano y lo conducen a estadios más elevados de consciencia. Porque son la síntesis y el genio del tiempo, son el registro del saber.

Allí está el ejemplo del mismo Bukowski, quien deja esta advertencia para después de su muerte, que escribió este poema, lo guardó y siguió escribiendo como si él mismo ignorara su “combat primer” y aceptara cualquiera que fuese su destino. Si ya eres escritor, ¡fuerza en tu camino!, si quieres empezar, advertido estás, pero si no eres escritor, sé un poco más comprensible con quien no puede abandonar su vocación.

 

Tomado de: Crónica