2013 Sep Medios de comunicación en México: entre el autoritarismo de Estado y el autoritarismo de mercado. Jorge Bravo.
Introducción
Este artículo se propone analizar el sistema de medios de comunicación mexicano a través de la teoría autoritaria de la prensa de Fred S. Siebert, misma que forma parte de las llamadas teorías normativas de los medios de comunicación las cuales procuran explicar "cómo deberían actuar los media o cómo se espera que actúen". Por actuación se entiende la manera como los medios de comunicación desempeñan sus funciones básicas de información, educación y entretenimiento en una sociedad específica.
La tesis principal de las teorías normativas plantea que los mass media "siempre toman la forma y la coloración de las estructuras sociales y políticas dentro de las cuales actúan". En este sentido, "los media son tanto un producto como un reflejo de la historia de su sociedad, en cuya configuración han intervenido". En suma, los sistemas de medios llevan la impronta de las estructuras de poder -político, económico, social y cultural- donde operan.
Si bien esa teoría exhibe insuficiencias derivadas de su carga político-ideológica así como del lapso transcurrido desde su publicación (la teoría se formuló en 1956), sus premisas aún resultan pertinentes para analizar y comprender la actuación de los medios de comunicación de masas en nuestro país, tanto por la naturaleza y características propias del sistema político mexicano durante la prolongada hegemonía del régimen autoritario priísta como por la deficiente calidad de la democracia mexicana alcanzada tras la alternancia política en el año 2000.
De esta manera, se hará notar que la actuación de la prensa, la radio y la televisión en México son un reflejo fiel de las estructuras de poder imperantes; que ha predominado un autoritarismo de tipo tradicional hacia los mass media cuyo principal agente movilizador ha sido el Estado y que el autoritarismo adopta matices modernos en los cuales la búsqueda de ganancias económicas propicia que los emporios mediáticos pongan en riesgo la libertad de expresión que tanto dicen defender y, por lo tanto, esas empresas de comunicación ejercen su propio autoritarismo no muy distinto de aquél que durante tanto tiempo han practicado tradicionalmente las instituciones del Estado.
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El autoritarismo es un concepto perteneciente a la ciencia política. No es una forma de gobierno; es, más bien, una forma de ejercer el poder -entendido éste en un sentido amplio- en determinado régimen político. No está ligado a los fines del poder sino a la manera como éste se ejerce. Cabalmente, el autoritarismo es un exceso y un abuso de autoridad que aplasta a la libertad. Es una degeneración de la autoridad legítima, la cual posee un sentido positivo y resulta indispensable en cualquier régimen político. Se opone a la democracia porque restringe, coarta o supedita las libertades políticas esenciales del Estado de derecho democrático: la libertad de expresión, de prensa, de reunión, de asociación.
Allí donde no se respetan, están limitadas o son imperfectas las condiciones básicas de un régimen democrático (sufragio universal adulto; elecciones regulares libres, competitivas y justas; sistema de partidos y medios de comunicación libres e independientes; y que las instituciones democráticas, los derechos y el proceso de toma de decisiones no estén restringidos ni condicionados por las elites no elegidas ni por poderes externos), entonces hablamos de autoritarismo.