2025 Jun 4 Fraude de fraudes. Agustín Basave.
La RAE define fraude como una “Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete”. En el caso de la reforma judicial la persona es México y el fraude es múltiple. Tomemos dos de los sinónimos que nos da el diccionario: engaño y trampa. López Obrador engañó a la sociedad al decir que su iniciativa pretendía erradicar la corrupción y el elitismo cuando su verdadero móvil era vengarse contra una Suprema Corte desobediente y, sobre todo, colonizar la judicatura para consolidar un poder hegemónico, como en el siglo pasado.
Los mandarines de Morena entramparon al electorado al recurrir a chicanas para aprobarla en el Congreso, decidir quiénes serían los candidatos, propiciar boletas ilegibles, reducir el presupuesto y el número de casillas, evitar que los ciudadanos contaran los votos y que las papeletas no utilizadas fueran canceladas y distribuir “acordeones” para inducir el voto. Fraude en el diseño, fraude en el proceso y fraude en la elección. Un golpe autoritario puro y duro cuyo segundo piso fue construido por la presidenta Sheinbaum con el cemento electoral del oficialismo y los escombros del último contrapeso democrático.
Hay quien intuye que la prevalencia de tribunales guindas será mortífera para la precaria democracia mexicana pero no sabe en qué le perjudicará personalmente. Le doy algunos ejemplos. Si usted recibe un insulto de un integrante del politburó se lo tendrá que tragar; si es al revés, si es usted quien lo injuria a él, tendrá que elegir entre pedirle perdón urbi et orbi o ir a la cárcel. Si hay una obra pública que provoque un ecocidio y usted quiere frenarla no encontrará jueces que le otorguen un amparo. Si usted se percata de que una ley impulsada por el gobierno es anticonstitucional se quedará con las ganas de detenerla. Si usted, desde la oposición o desde la ciudadanía, llega a ser considerado (a) enemigo (a) del leviatán morenista y es procesado arbitrariamente tendrá que rogar clemencia o contratar un despacho de abogados cuatroteros para tener una pequeña posibilidad de no perder el juicio.
Concluyo con un ejercicio comparativo. Donald Trump es un poderoso presidente populista con una Corte afín a los republicanos y bastantes jueces nombrados por él, pero el sistema de justicia de Estados Unidos en su conjunto conserva su independencia. Si bien Trump se ha salido con la suya en muchas ocasiones, sus opositores han logrado que los juzgados suspendan algunas órdenes ejecutivas y la Universidad de Harvard cuenta con instancias judiciales imparciales donde puede defenderse de su brutal embestida. Y es que los juzgadores estadunidenses no han sido capturados por un partido ni padecen un tribunal de disciplina capaz de destituirlos inapelablemente si no hacen lo que les ordena MAGA, que es la 4T gringa, porque los checks and balances han resistido el asedio presidencial y aún tienen fuerza para impedir que Trump se erija en autócrata. En México, en cambio, nuestros precarios equilibrios democráticos acaban de ser demolidos. El fraude de fraudes de la reforma judicial tiró el último reducto de defensa de la disidencia y de la pluralidad y dio el paso decisivo hacia un régimen de pensamiento único. Eso, y no otra cosa, es lo que hoy festejan en Palacio Nacional.
Tomado de Milenio