DE LA MEMORIA… 1981 Ago 24 Miguel Ángel Granados Chapa denuncia que políticos encabezados por el Dr. Jorge Jiménez Cantú, gobernador del estado de México, regalarán un rancho al presidente José López Portillo.
En su columna “Plaza Pública” del “Unomásuno”, Granados Chapa escribe que el rancho es de una opulencia insultante y califica el hecho como "un acto de adulación cortesana contrario al espíritu de la República"; además señala que el grupo de los donantes con “recursos públicos hace caravana con sombrero ajeno". Concluye: “Nos resistimos a creer no la intención del casi ex gobernador (Jorge Jiménez Cantú), pero sí la aceptación del obsequio por parte del Ejecutivo Federal… Estamos ciertos de que, ofrecido el oneroso regalo, no será aceptado”.
Ante esta invitación a la reflexión y la rectificación que Granados Chapa le hace, López Portillo aceptará el desafío moral que implica y le responderá: “Como en un espejo, su artículo El rancho de Tenancingo, me hizo ver reflejada mi imagen en la opinión del pueblo de mi patria… Y he resuelto no caer en la tentación”.
Así concluirá este episodio, impensable en una época en la que los presidentes eran generalmente personalidades relevantes, reverenciadas y hasta brillantes, que ejercían un poder casi omnipotente; en la que la mayoría de los periodistas con mayor influencia estaban al servicio del gobierno y del PRI, el partido hegemónico, como Jacobo Zabludovsky con su noticiario “24 Horas”; y en la que los medios y los periodistas dependían del apoyo o corrupción políticos, y ejercían sobre sí mismos una férrea autocensura por la que la investidura presidencial estaba a salvo de cualquier crítica o ataque y aun sugerencia.