1998 Oct 7 PENSAMIENTOS DE JUAN SÁNCHEZ NAVARRO y PEÓN.
El 7 de octubre de 1998, al recibir el doctorado Honoris Causa por la Universidad del Valle de México, expuso con ejemplar sinceridad su sentir, en el ocaso del siglo que lo vio nacer y que, pensaba, era el de su propia vida.
Presentó ahí un balance de su paso por el mundo.
Inició su discurso con la frase: "Ciencia sin conciencia es enfermedad del alma", cita del filósofo jesuita Baltazar Gracián, pues con su brevedad, belleza y parquedad de los términos, expresa el gran problema de nuestro tiempo.
"Hemos llegado a cumbres impresionantes del saber humano, pero no sé si hemos mejorado en lo fundamental, en nuestra vida moral."
Ataviado con una toga negra con dos gruesas franjas rojas y birrete en la misma combinación, su mirada melancólica acompañó la lectura del discurso que preparó para la ocasión, en el que concluyó el recuento de las profundas transformaciones y tribulaciones que experimentó la humanidad en el siglo xx, con las siguientes palabras:
"Observo con precaución cercana a la angustia, los días que corren, un periodo muy difícil para el mundo entero, pero en especial para mi país. Enfrentamos los mexicanos una crisis económica severa y de desenlace incierto. Los bienes de la Nación están mal y distribuidos con injusticia. Han sido repartidos con escándalo, y así revelan un espectáculo de corrupción e inmoralidad, que en muchos casos ha dejado inerme a la sociedad.
El sol no ha nacido aun para todos. La oscuridad de la miseria impide que millones de compatriotas puedan vislumbrar un porvenir digno y alentador. El futuro no existe para los desnutridos; para los niños y adultos con taras irreversibles, producto de una alimentación deficiente por generaciones, e indignas condiciones de vida. Tampoco existe el futuro para los hombres y mujeres sin voz.
Realidades como estas dan cuenta de que el liberalismo económico ya dio también lo que tenía que dar. Ha fracasado la ilusión de que la mano invisible y mágica del libre mercado, que en teoría distribuiría el ingreso, daría paso a un orden de igualdad razonable. Hoy vemos que las mejores recetas monetaristas y financieras son ineficaces. Las leyes del mercado, reales sin duda, no llenan las expectativas, ni cubren las necesidades del hombre actual y lo han hundido en una situación complicada, contradictoria, en momentos inexplicable, en la que no goza de libertad para crear como ser humano.
La búsqueda del sano equilibrio entre la acción del Estado y de la sociedad civil no ha concluido aún. El espejismo del Estado totalitario, paternalista y avasallador que traería libertad e igualdad ha fracasado, al igual que el Estado benefactor, el cual no supo dar curso a las constantes crisis económicas que alimentaron la cada vez más marcada polaridad social.
De la misma forma, ha quedado claro que un Estado básicamente administrador, orientado por consideraciones estrictas de orden económico, no es la vía para superar las profundas desigualdades e injusticias sociales que prevalecen en el mundo actual.
Si el liberalismo ya dio de sí y no hay Estados, gobiernos, instituciones ni magos que vean más allá, pero a la vez con perspectivas inmediatas, el túnel de la historia se obscurece, alarga y estrecha. Las leyes del mercado, globales y deformes, nada tienen que ver con la dignidad del ser humano, ni con el amor, la justicia y la hermandad solidaria, que empaña los ojos frente a la cruel desdicha.
Es preciso volver a fundar la democracia; ese orden que en su incierto comportamiento parece ser el más viable recurso, para procurar una acción responsable de los gobernantes, o bien para promover el castigo a quienes en uso autoritario del poder, han dilapidado el patrimonio de naciones enteras.
He desarrollado en mi vida una prédica por la libertad acompañada de responsabilidad, binomio indispensable para sustentar un orden de justicia y respeto desde la más pequeña, pero fundamental célula: la familia, pasando por la empresa, componente indispensable para sustentar el desarrollo y la posibilidad de una vida digna para la sociedad. El Estado y sus instituciones deben ser factores de integración social, aptos para recuperar los principios éticos, como sustento de su acción. Hago estas reflexiones en esta etapa de mi vida en que las horas y los días corren más aprisa, y expongo ahora algunas ideas de índole personal.
Amigos míos:
Conmovido por su presencia, la de cada uno de ustedes, puedo, debo y quiero dar curso a mis ideas y sentimientos personales. Estoy aquí como quien comparece ante un tribunal moral.
Afirmo, con orgullo y sin soberbia: no hay quien pudiera sostener que fui autor o coautor de negocios envilecidos. En cuanto a mis días nublados, los he contado públicamente. Me he arrepentido. He dado cuenta de mis actos a mis lectores e interlocutores. A la vez, he disfrutado de la vida, que ha sido para mí fortalecida por el amor familiar y la amistad. He trabajado sin otro horizonte que México, mi país. Ni las universidades de Europa o las de Estados Unidos, ni el esplendor de las más hermosas ciudades del mundo, me han llamado la atención más allá de una admiración, embrujada pero ajena. Mi sangre es de un solo color. En mi ocaso, vuelvo a mis raíces ancestrales. Pienso en la muerte como la gestora de la libertad. La vida nos compromete con la muerte y la muerte con la vida; enigma tejido con hilos invisibles. Tocará, sobre todo a ustedes, jóvenes estudiantes, buscar el camino, esto a condición de vivir una vida generosa, sin la mezquindad y el egoísmo que hoy son moneda tan corriente.
La esperanza del mundo está en su juventud, siempre que mantenga limpio el amor y el respeto a los valores inmortales que son el sustento de la vida humana, más allá de las categorías formales del espacio y del tiempo. Tengo buena memoria. No me olvidaré de ustedes, inspiración de un día estelar en mi vida."
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"Los empresarios no deben participar en política, entre otras cosas porque no lograrían el voto del pueblo y porque no debe sumarse el poder político al poder económico… Esta mixtura de funciones tan distintas (de político y empresario) es fuente de corrupción".
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"Si bien el derecho de propiedad privada es del orden de los derechos fundamentales del hombre, en cambio, el monto de la propiedad y sobre todo las limitaciones que ella debe sufrir por razón de la coexistencia, de la necesaria cooperación social y de la justicia social, es materia variable y cambiante en los diversos pueblos y sobre todo en las varias situaciones históricas, y debe quedar a juicio prudente del legislador de cada Estado en cada momento. Claro que ese juicio prudente no debe ser puramente fortuito, debe fundarse en criterios de estimativa aplicados a la realidad social concreta".
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"Azcárraga es un genio empresarial, pero no es nada más la genialidad para desarrollar una empresa lo que debe estar detrás de su función como empresario, sino que se necesitan otras cualidades humanas fundamentales. Con ese poder colosal que es Televisa y esa trasformación que significa el cambio de la palabra escrita convertida en imagen, si Emilio fuera un hombre con ética profesional, su influencia positiva en la sociedad sería enorme y su respetabilidad muy grande y además ayudaría a México a su desarrollo fundamental”.
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Cuando el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios recibió al candidato Ernesto Zedillo, Sánchez Navarro le sugirió distinguir el nuevo del viejo PRI y resaltar que "el PRI nuevo ha tomado algunas directrices y principios de Acción Nacional como propios y los está poniendo en práctica. La transformación de la revolución salinista está fundada en los mismos principios de Acción Nacional… como exfundador del PAN... ¡Yo voy a votar por el PRI!".
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"Aunque los conceptos de nación y soberanía tienen connotaciones distintas en el mundo global, es importante que las empresas adquieran en general conciencia de la importancia que su función tiene para el desarrollo social de sus respectivos países, y del compromiso social que entraña el manejo de los recursos productivos de un país. Es preciso que las relaciones con el poder no sean orientadas exclusivamente a la atención de sus intereses corporativos, sino que sus estrategias de desarrollo trasciendan las limitadas fronteras de los proyectos personales de sus propietarios y directivos. El manejo ético de las empresas y de las relaciones con el poder no es contrario al desarrollo empresarial y social. Es fundamental para la consolidación de la democracia que los agobiemos y las empresas actúen en función de las necesidades y demandas sociales, no determinadas exclusivamente por el mercado, sino por los niveles y necesidades de desarrollo de cada país."
Fuente: Ortiz Rivera Alicia. Juan Sánchez Navarro (1913-2006) El empresario modelo.
PÁRRAFOS TOMADOS DE DIVERSAS ENTREVISTAS
"La empresa es una célula viva en la vida económica que no debe desarraigarse de las necesidades sociales ni de la evolución moral y ética de la comunidad. La empresa debe tener una serie de actividades cuyo objetivo primordial no sea sólo obtener utilidades sino enfocarse a crear fuentes de trabajo y capacitación, así como a participar en la comunidad… un buen hombre de negocios es aquél que toma en cuenta tanto los factores individuales de la riqueza como los sociales, el empresario que México demanda es el que se enfoca no sólo a la economía sino al lado social de la vida nacional... en la vida todos los seres humanos tenemos una tabla de valores respecto a la cual actuamos, dentro de esta escala, el valor económico es importante, pero por encima se encuentran otros como la justicia, la libertad y la honestidad... Al ver el desastre moral de una sociedad como la estadounidense, vemos que en nuestro país conservamos bases morales muy importantes en torno al núcleo social por excelencia que es la familia. Esto me llena de entusiasmo y la mayor obligación de cada mexicano es mantenerla".
"Lo más importante para el país, son los cambios que se dan en todos los órdenes, pero sobre todo, la posibilidad de un cambio moral de la sociedad".
"El neoliberalismo ha fracasado como el esquema que proporcionaría una distribución justa del ingreso e igualdad social y así lo demuestran realidades como la miseria que viven millones de mexicanos."
Fuente: Mundo Ejecutivo.