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2024 Sept 2 Los pendientes del Informe. Mario Luis Fuentes.

A pesar del optimismo reportado, México cierra la administración más violenta de la historia, con las más altas cifras de homicidios y feminicidios.

El reciente VI Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador buscó proyectar una imagen de logros y avances en diversas áreas de la vida pública de México. Algunos son tangibles e incuestionables, como el incremento en el valor real del salario mínimo o la reducción en el número de personas en pobreza moderada.

Sin embargo, una lectura crítica del mensaje presidencial revela, sobre todo, una muy profunda persistencia de carencias en agendas fundamentales como la vivienda, salud, educación, pobreza, desigualdades, vacunación, mortalidad prevenible, violencia, inseguridad y desempleo.

En su informe, el Presidente destacó la reducción de la pobreza y la desigualdad, afirmando que millones de mexicanos han salido de la pobreza en los últimos años. Sin embargo, estas afirmaciones no capturan completamente la realidad de la profundización de la pobreza extrema, la cual tuvo un incremento de poco más de 400 mil personas del 2018 al 2022. Las comunidades indígenas y rurales siguen enfrentando los más elevados niveles de pobreza y exclusión, con acceso limitado a servicios básicos.

En materia de vivienda, aunque se enfatiza el tema de los créditos otorgados, la realidad es que millones de familias mexicanas todavía viven en condiciones de hacinamiento y precariedad, pues carecen de infraestructura básica, como agua potable, de la que carece más del 20% de las viviendas habitadas del país, esto además de la incertidumbre en la propiedad por falta de escrituras, así como envejecimiento y problemas que, según el Inegi, se expresan en el hecho de que una de cada cinco viviendas tienen fallas estructurales.

El sector salud es uno de los que enfrentan la mayor precarización: persisten problemas de falta de insumos, equipos médicos y medicamentos, y muchas zonas rurales carecen de acceso a servicios elementales. Los niveles de vacunación cayeron en casi todos los rubros, la detección de cáncer está en sus mínimos históricos, el diferimiento en consultas y tratamientos, así como procedimientos quirúrgicos, está en sus niveles históricos más altos, y suma y sigue...

En materia de educación, México tuvo, después de la pandemia, la primera caída, en décadas, en los niveles de matriculación y en términos de aprovechamiento y rendimiento escolar, lo que exige una reforma integral en contenidos, pedagogías, incorporación de nuevas tecnologías y en el mejoramiento de la infraestructura. Frente a ello, el indicador relativo a que en 2018 los grados de escolaridad promedio eran 9.6, y en 2024 apenas 10.1, muestran todo lo que no se hizo y lo urgente de hacer mucho más.

A pesar del optimismo reportado, México cierra la administración más violenta de la historia, con las más altas cifras de homicidios y feminicidios, con cifras récord en materia de desaparición forzada de personas, de delitos sexuales, de delitos contra las familias y de delitos contra la sociedad. Tristemente, el sexenio cierra con una tasa de víctimas del delito de 286.1 por cada 100 mil habitantes; la más alta de la historia.

La realidad indica que la precariedad laboral se ha incrementado, pues las personas trabajan más horas para completar sus ingresos, la informalidad se ubica en niveles históricos y las desigualdades salariales, y en todo lo que tiene que ver con la ocupación, siguen siendo muy amplias entre mujeres y hombres.

La tasa de mortalidad infantil en 2023 es del mismo nivel que en 2016, todas las tasas de mortalidad prevenible en menores de cinco años tuvieron incrementos en este sexenio, la tasa de mortalidad materna no tiene datos actualizados y los últimos muestran retrocesos inaceptables, la tasa de vacunación en niñas y niños cayó apenas a 73%, mientras que el número de camas y consultorios se mantiene similar al de 2011.

Las urgencias son demasiadas y, frente a ellas, el triunfalismo que se asocia a la victoria política no ayuda en nada para generar los consensos que se requieren para construir un país de derechos humanos, calidad de vida y condiciones dignas de realización de la existencia. Todo ello es lo que no se escuchó en el último informe de la administración que concluye

 

Tomado de: Excélsior