De la cadena al vínculo. Una visión de la trata de esclavos. Prefacio. Federico Mayor.
Al acoger la Conferencia de Constitución del Proyecto La Ruta del Esclavo, la ciudad de Ouidah ha querido ser el punto de encuentro de la memoria asumida y el acto fundador de un diálogo solidario en torno a un patrimonio común. En efecto, el proyecto La Ruta del Esclavo constituye, en el plano ético, una voluntad de asumir un hecho histórico trascendental ocultado durante mucho tiempo: el comercio triangular de la trata de esclavos. Símbolo de todas las violencias, el comercio triangular ha sido, de manera general, o bien silenciado, o bien tratado de pasada en los libros de historia, como un episodio más de las relaciones entre Europa y África.
En el discurso que pronunció en la 27ª sesión de la Conferencia General de la UNESCO, el Presidente de Benin, Sr. Nicéphore Soglo, supo interpretar la significación histórica y moral de esta ocultación citando al Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel: «El verdugo mata siempre dos veces, la segunda vez con el silencio». Silencio es la ausencia o casi ausencia del tema de la trata de esclavos en la mayoría de los manuales de historia de la mayoría de los países del mundo. Silencio es también el no reconocimiento de lo específico del fenómeno de la trata de esclavos. Precisamente, la Conferencia General de la UNESCO quiso, ante todo, afirmar la necesidad apremiante de volver a esta cuestión ineludible, al instituir por unanimidad el proyecto de La Ruta del Esclavo, creando así un marco para la reflexión a la vez global, pluridisciplinar e internacional destinada a dilucidar las causas profundas y los mecanismos de la trata de esclavos. Este planteamiento se ha visto facilitado por algunas iniciativas coincidentes de los diferentes Estados Miembros, de las que quisiera citar tres por parecerme ejemplares.
· El proyecto del monumento conmemorativo de Gorea-Almadies, en Senegal,
que pone de manifiesto la significación profunda de la isla de Gorea, lugar para el recuerdo preservado tenazmente como testimonio del sufrimiento y del desgarro.
· La exposición «Los eslabones de la memoria» en la ciudad de Nantes que constituye en muchos aspectos un acto de reconocimiento ético por proceder de uno de los grandes puertos negreros de la trata de esclavos que ha querido así asumir su memoria.
· El programa «Nuestra tercera raíz», en México, que pone de relieve el carácter
plural de una identidad largo tiempo negada, al destacar, junto a las raíces amerindias y europeas, la raíz africana de las culturas y civilizaciones de las Américas y las Antillas.
Esta coincidencia de iniciativas con el deseo común de la verdad histórica y de la exigencia ética obedece a una nueva percepción de las consecuencias de la trata de esclavos e ilustra la otra finalidad que persigue la Conferencia General de la UNESCO con el proyecto La Ruta del Esclavo. De manera paradójica, pero lleno de enseñanzas y esperanzas, el acto inicial bárbaro de la trata de esclavos ha sido el acto fundador de civilizaciones. Antes que nada, la trata ha sido recordémoslo, un movimiento: el movimiento –aunque fuera de deportación– de seres humanos portadores de ideas, valores, religiones y tradiciones. Es precisamente esta cultura en movimiento lo que mantuvo el afán de supervivencia, de resistencia, de adaptación y, finalmente, de renacimiento de mujeres y hombres arrancados de la tierra de sus antepasados. La violencia absoluta ha dado lugar así, gracias a la voluntad creadora del ser humano y a su impulso vital, a encuentros y a interrelaciones fecundas que, en la misteriosa alquimia de la constitución de las identidades, dieron origen a nuevas formas de culturas e identidades plurales.
Precisamente porque el proyecto La Ruta del Esclavo quiere aprehender aquí y ahora la realidad del nacimiento y evolución de estas nuevas formas de vida nacidas de una voluntad de muerte, es por lo que constituye verdaderamente un proyecto portador de futuro. Se trata de dar cuerpo, vitalidad y visibilidad al concepto fecundo de «eslabón» escogido por la ciudad de Nantes. En efecto, el eslabón es a la vez, en el aspecto histórico, la argolla que encadena al esclavo y, desde una perspectiva de futuro, el vínculo que une en profundidad a los pueblos que la historia lanzó juntos en la tempestad. Poner de relieve estos vínculos, promover su expresión, propiciar los acercamientos y las solidaridades, destacar el carácter común de un patrimonio material e inmaterial vivo, todo esto es lo que hace que La Ruta del Esclavo y la Conferencia de Ouidah se inscriban por una parte en el marco del Año Internacional de la Tolerancia y, por otra, en el marco de la cultura de paz, en cuya instauración está trabajando la UNESCO actualmente. Así pues, la paz, la solidaridad y el desarrollo constituy en el núcleo de este proyecto.
La Ruta del Esclavo: en ella coincidieron todas las complicidades; en ella se encuentran hoy todas las complejidades. ¡Qué gran deuda moral para todos los que participaron, consintieron y callaron! ¡Qué gran deber ético decir hoy y cada mañana, «nunca más»!
Y, sin embargo, ¡cuántas guerras y cuánta violencia en el siglo XX, cuánta barbarie!: las atrocidades nazis, el sectarismo –que fue incomprensible y sigue siendo intolerable– en Camboya, la limpieza étnica en el centro de europa, el enfrentamiento intercultural despiadado en Rwanda.
Debemos, pues, mirando a nuestros hijos a los ojos, prometerles solemnemente: ¡nunca más! Velaremos por que nunca más suceda, por medio de acciones preventivas, gracias a mecanismos precoces de alerta –aun sabiendo que en materia de prevención el éxito no se ve; nunca más gracias a un reparto de los recursos de todo tipo, necesario si se quiere extirpar las raíces de la intolerancia.
La historia recordará que fue en Benin, y más concretamente en Ouidah, a la vez lugar para el recuerdo y expresión viva de las múltiples consecuencias de la trata de esclavos, donde la comunidad internacional decidió comprometerse en el camino fecundo de lo que yo llamo su memoria del futuro. ¡Que nuestro
«nunca más» del 1.o de septiembre de 1994 en Ouidah se oiga y entienda en el mundo entero, sobre todo a través de este proyecto de alcance mundial!
Esperemos que los poetas no tengan que escribir ya versos tan amargos como éstos, maravillosos, de Gratien Zoussous en «Yo, de siempre, el esclavo de siempre»:
« . . . con todas las sucursales de mi piel
Bordadas en todos los mostradores de la barbarie.»
Federico Mayor
Ex Director General de la UNESCO