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1955 Abr La ideología norteamericana sobre inversiones extrajeras. Pablo González Casanova.

LA IDEOLOGIA NORTEAMERICANA sobre INVERSIONES EXTRANJERAS

INTRODUCCION

Con harta frecuencia las ciencias sociales manejan conceptos de cuya génesis guardan una idea difusa o incompleta. El resultado de ello es que las reflexiones aisladas y hasta las meras opiniones, correspondientes a determinadas necesidades y cuadros de referencia, adquieren un grado de generalización y de abstracción de los que no se tiene un control integral en las investigaciones; y, cuando éstas se hacen con todo el aparato y la técnica de que se puede disponer, los errores coinciden con un aparente rigor cuantitativo o sistemático. En estas circunstancias, las conclusiones, supuestamente derivadas de la “realidad”, no son sino una mera tautología o repetición de los supuestos, esto es, no son sino la versión “académica” o “técnica” de opiniones y prejuicios previamente establecidos.

En nuestros días hay algunos conceptos, como los de inversiones extranjeras, ayuda técnica y desarrollo, que son objeto de manipulación constante por parte de los especialistas en ciencias económicas y sociales y de habitual atención por parte de la sociedad. Estos conceptos pasan de un grupo a otro, por ejemplo de grupos académicos a grupos de publicistas y políticos o viceversa, o bien de un país a otro, a través de los distintos medios y agentes sociales. La función comunicativa que realizan adquiere las formas más diversas, dejando traslucir o no, según los grupos que los manejan y, el destino que se les da, tanto sus orígenes sociales como culturales. Un análisis ideogenético, que busque los principios de estos conceptos y, además, trate de comprenderlos en sus distintas perspectivas y sentidos, será necesariamente útil. En el presente estudio intentamos esbozarlo, a reserva de que se hagan otros, tomando en cuenta un material más amplio del que utilizamos aquí, y extendiendo el razonamiento a problemas que apenas apuntamos, o que son aparentemente ajenos a nuestro tema y a los límites que nos hemos trazado.

El objeto de nuestra investigación es analizar el concepto norteamericano de inversiones extranjeras. Sus límites excluyen el análisis del concepto en otros países extranjeros y en nuestro país, no obstante el interés que pueda tener su estudio y que debe merecer la atención de los investigadores. De otro lado los conceptos, ayuda técnica y desarrollo, que habremos de manejar con alguna frecuencia, sólo serán motivo de análisis derivados. Es necesario explicar las razones que nos han determinado a delimitar y jerarquizar así nuestra investigación. En lo que respecta a la delimitación, hemos escogido analizar la ideología norteamericana sobre inversiones extranjeras, por razones obvias: es la ideología del país que tiene el mayor mercado de capital y con el que guardamos relaciones económicas predominantes. En lo que respecta a la jerarquización, el hecho resulta quizás menos obvio. ¿Por qué no haber escogido como objeto central del análisis el concepto de desarrollo o el concepto de ayuda técnica? A reserva de probar en el curso del estudio y con los datos mismos que vamos a manejar, que la razón también es evidente, parece necesario adelantar la idea de que estos conceptos son en realidad derivados, y que precisamente uno de los errores en que se incurre con frecuencia es el de considerarlos como independientes y aislados. Pero lo anterior no quiere decir, como es natural, que partiendo del análisis central de los conceptos de ayuda técnica y desarrollo, no se pueda y deba lógicamente llegar a las mismas conclusiones, o por lo menos a un punto de confluencia entre los tres conceptos señalados, que obligue a un análisis del concepto de inversiones extranjeras para comprender de una manera cabal y precisa los conceptos de ayuda técnica y desarrollo. Asi, la elección del concepto, y la jerarquización problemática que implica, tienen como fin el ir directamente al problema medular, en vez de recorrer un camino indirecto y necesariamente más largo, lo cual no descarta el interés que encerraría el estudio particular de los conceptos de ayuda técnica y desarrollo, y el descubrimiento de su contenido ideológico específico.

Por otra parte es también conveniente explicar en qué va a consistir nuestro análisis, y aclarar algunos de los términos que vamos a usar, en virtud de que suelen corresponder a veces a definiciones radicalmente opuestas. Nuestro análisis no va a ser simplemente formal, en tanto que no vamos a estudiar las secuencias lógicas, o los aspectos meramente intelectuales de las distintas interpretaciones y definiciones del concepto de inversiones extranjeras; tampoco va a consistir en señalar de un lado cuáles son las ideas al respecto, y ver de otro cuáles son los hechos sociales que las determinan o las configuran, en un intento de explicación causal, de las ideas por los hechos o viceversa. Nuestro análisis va a tomar como núcleo de investigación las ideas o conceptos, con el intento de describir y explicar dos cuestiones: a) las relaciones internas que guardan y, b) las relaciones externas que los caracterizan. Partiendo del estudio de las ideas y conceptos, vamos a ver tanto su sentido cuanto su sentido social, o, como diría Mannheim, tanto sus “perspectivas” intelectuales como sus “perspectivas” sociales. Esto es, que tomando como base de la investigación las ideas y conceptos sobre inversiones extranjeras vamos a analizar los dos aspectos que los integran, el de tener un sentido y el de tener un sentido social, el de tener una perspectiva intelectual y el de tener una perspectiva real, el de corresponder a la existencia de grupos sociales que viven y actúan en un momento histórico determinado, y en una situación social dada. Nuestro análisis puede tomar como ejemplo lo que se hace cuando, al explicar el sentido de una palabra, se dice qué palabra se usó, con qué tono de voz se dijo, en qué circunstancias, delante de quiénes y por quién. Este ejemplo ilustra en forma gruesa pero clara nuestro propósito: situar las ideas, explicar su contenido intelectual, cultural y social. Esta situación de las ideas y esta búsqueda de su sentido intelectual y social, cuando se realiza metódicamente se refiere a las ideas como ideologías. Las ideologías son conjuntos o sistemas de ideas que implícita o explícitamente aparecen con su doble sentido: intelectual y social. La sociología del conocimiento estudia las ideas como ideologías, y según se trate de ideas filosóficas, políticas, sociales, económicas, determina su campo de estudio, sin que su método varíe. En nuestro caso vamos a hacer un análisis que corresponde a la sociología del conocimiento económico. Ello quiere decir que vamos a situar el sentido y el sentido social del concepto —o por mejor decir, los conceptos— sobre inversiones extranjeras, vamos a briscar sus relaciones internas (formales, intelectuales, de sentido) y sus relaciones externas (de los grupos que surgen y de los grupos a que se dirigen). Esto es, que vamos a relacionar tal o cual idea sobre inversiones extranjeras con la estructura intelectual o cuadro de referencia de que forma parte y con la estructura social en que surge. Y éste es el objeto de la sociología, buscar el carácter integral que reviste un fenómeno o un hecho, ver el hecho como “un fenómeno social total” Este objetivo nos plantea dos cuestiones en el presente caso: I. ¿Cuáles son las diferencias que existen entre la explicación sociológica del concepto norteamericano sobre inversiones extranjeras y el concepto o los conceptos mismos?; II. ¿Cuáles van a ser los límites de nuestro estudio de las ideas sobre inversiones extranjeras, en tanto que fenómeno social total o integral? Vamos a tratar de responder a ambas cuestiones:

  1. La diferencia fundamental que existirá entre el análisis sociológico del concepto o los conceptos sobre inversiones extranjeras y los conceptos mismos dependerá de la esencia del método que vamos a aplicar para su descripción y explicación. Los conceptos ya no aparecerán como aislados entre sí o como aislados de la realidad social que representan, sino que aparecerán en las relaciones reales que guardan entre sí y con la sociedad. O para decirlo de otro modo, los conceptos aparecerán con su perspectiva intelectual y social, y no como suelen aparecer sin una clara noción de la perspectiva que tienen en la realidad intelectual y social. Esta diferencia proviene de un postulado fundamental, que se ha probado como cierto en la psicología, en la sociología del conocimiento y en la teoría de la ciencia: que una percepción o una idea o un conocimiento no pueden ser analizados científicamente sin ser relacionados en su interioridad intelectual y en su exterioridad social, porque en la realidad están relacionados con la estructura intelectual y. con la estructura social. Este postulado implica que todo concepto forma parte de una estructura, que todo concepto es un conjunto de relaciones, aun cuando no haga explícitas, o no aclare, o no precise todas esas relaciones, sino que comprenda unas y excluya otras. La diferencia pues entre los conceptos tal y como se dan y el análisis sociológico que vamos a hacer de ellos consistirá en el esclarecimiento o la precisión de las relaciones que comprenden y, excluyen. Y aquí debemos precisar nuestro vocabulario.

Todo concepto es una generalización y una abstracción. Como generalización reúne los caracteres comunes a varios objetos particulares. Como abstracción no es los objetos mismos, sino su representación y solución intelectual. Ahora bien, esta solución puede ser muy diversa y formal y prácticamente contradictoria. La generalización, al descubrir caracteres comunes entre varios objetos particulares, reuniéndolos en un concepto, puede provocar una abstracción que excluya o se desentienda de datos esenciales, de caracteres comunes esenciales, llevando el concepto a aparecer fuera de sus relaciones reales con el resto del fenómeno de que forma parte; o bien, la generalización puede alcanzar una abstracción en la que el concepto implique un análisis plenamente comprehensivo de todas o buena parte de las relaciones. En todos los casos el concepto es una generalización y una abstracción; pero en unos casos es más lo que comprende que lo que excluye y en otros es más lo que excluye que lo que comprende. En todos los casos, o por lo menos en la mayoría de los casos, el concepto tiene cierta congruencia lógica, forma una unidad lógica en que no se dice algo para desdecirse o contradecirse después; pero los distintos conceptos colocados en sus distintas perspectivas intelectuales y sociales sí se desdicen y contradicen, y un mismo concepto puede excluir o comprender las relaciones contradictorias. Así, hablamos de comprehensión cuando el concepto abarca las relaciones contradictorias, y hablamos de exclusión cuando el concepto logra su congruencia interna mediante la eliminación o desatención de determinadas relaciones.

Vamos a precisar esto de otro modo. Al hablar de que las relaciones que abarca o excluye el concepto pueden ser contradictorias o no, queremos decir que el concepto mismo puede comprehender sus relaciones en una perspectiva histórica y social, en que esas relaciones evolucionan hasta llegar a ser exactamente lo contrario de lo que eran originalmente, o en la actualidad provocan reacciones opuestas a las que se buscaban. En este sentido hablamos de comprehensión o exclusión de las antinomias. Esto significa que el concepto excluye o comprehende esas relaciones contradictorias o antinómicas; pero para nada significa que la exclusión de las contradicciones sea real. Es una exclusión puramente conceptual, en la misma forma que lo es la comprehensión, o la explicación de las relaciones reales que comprende un fenómeno. En un caso la unidad conceptual es congruente al comprehender las relaciones contradictorias; en el otro, sólo es congruente porque las excluye o trasciende. Así, el origen de estas contradicciones es explicado desde dos puntos de vista principales, uno que atribuye las contradicciones a factores externos al fenómeno y otro que las atribuye a factores internos o propios del fenómeno mismo. Tomando un léxico que es usual en las ciencias económicas, hablamos en un caso de explicaciones exógenas y en otro de explicaciones endógenas, con preferencia a utilizar el léxico filosófico y sociológico.

  1. El estudio sociológico de una ideología debe ser el estudio más cabal, más completo de las ideas o conjuntos de ideas que son el objeto de su investigación. Debe, en principio, comprender todas las relaciones del concepto o los conceptos que estudia. La comprensión sociológica, como cualquier otra, implica una generalización y una abstracción, una comprehensión y una exclusión. ¿Cuáles serán las diferencias de éstas con sus correlatos no sociológicos, desde el punto de vista de los límites que suponen? Las generalizaciones deberán aparecer en sus perspectivas históricas y sociales: los conceptos relacionados con el momento histórico y los grupos sociales en que surgen. Ese es un problema aparentemente poco intrincado desde el punto de vista de la mayor fidelidad o infidelidad de los límites del concepto sociológico, respecto a los conceptos que estudia: a primera vista se nos presenta como un concepto más comprehensivo, como una generalización relativa a un momento histórico y a un grupo determinados. Pero una misma idea puede ser relacionada con distintas estructuras sociales e ideológicas. Escoger las relaciones predominantes o aquellas que serán objeto del análisis principal es una tarea que exige cierta valoración de las relaciones, y, tiene el peligro de una “selección observacional”, esto es, de una selección que deseche datos y relaciones que deberían ser observados y explicados. La mejor manera de neutralizar esta selección, es hacer que la idea juegue sus distintos papeles en las distintas estructuras a lo largo de un tiempo determinado.

Por otra parte el concepto sociológico de una ideología, aun cuando intente estudiar las ideas en su realidad integral, en su carácter total, y no meramente en mis parcialidades intelectuales, aun cuando tenga ese propósito de comprehender el fenómeno ideológico en todas sus relaciones, es una abstracción, esto es, que implica la comprehensión de cierto tipo de relaciones y la exclusión de otras. Su diferencia con los conceptos vulgares o bien con los conceptos no sociológicos, no consistirá en escapar al carácter de abstracción o a la práctica de la exclusión de relaciones, sino consistirá en hacer una abstracción y una exclusión que comprendan todas las relaciones esenciales; pero nada más las esenciales. Esta delimitación puede falsear la realidad si se ocultan las relaciones esenciales por considerarlas como meros accidentes, o viceversa, si se hacen aparecer relaciones meramente accidentales como esenciales. Con el fin de evitar ese peligro es necesario ver, de un lado, todos los aspectos de una misma o varias ideas: Sus aspectos teóricos, prácticos, políticos, y en segundo lugar, y como algo derivado de lo anterior, ver no sólo las ideas de ciertos grupos en torno a un hecho, a exclusión de otros, sino las de los distintos grupos, y ver así, no sólo las ideas técnicas o científicas, sino sus correlatos nada técnicos ni científicos, esto es, las creencias y opiniones sobre el mismo fenómeno. Una vez señalado el contenido a que alude el concepto (en nuestro caso los Estados Unidos de la post-guerra),* la valoración de las distintas formas que adquiere no deberá hacerse depender tan sólo de su importancia intelectual, sino también de su importancia social, esto es, que no habrá de repararse sólo en las ideas técnicas o científicas, sino también en las meras opiniones y creencias, cuando la importancia social de los grupos que las expresan sea evidente. Es esto lo que vamos a hacer en nuestro estudio, y esos son los límites de nuestra investigación. La posibilidad de encontrar nuevas relaciones no nos escapa; menos aún la de encontrar nuevos datos, pues aun cuando hemos procurado abarcar las más variadas fuentes, como se puede ver por la bibliografía, ésta no es sino una parte de la variada y rica bibliografía sobre la materia. Por eso es posible y deseable extender la investigación fuera de los límites temáticos, sociológicos y bibliográficos que le hemos trazado, e intentar descubrir datos o relaciones que aquí no aparezcan. Creemos que esa labor confirmará nuestro análisis o ampliará sus conclusiones. Pero difícilmente podrá negar la significación real de las relaciones analizadas. Esta aclaración es pertinente porque el término significación y el concepto que supone, implican una valoración, y nosotros partimos del supuesto de que la importancia que tienen estas relaciones es real y objetiva, y de que ella ha determinado los límites sociológicos de la investigación.

Finalmente, parece necesario explicar cómo ha sido dividida la investigación. A grandes rasgos se puede decir que una primera parte comprende los enfoques teóricos del problema y la segunda los enfoques prácticos y políticos. En la primera hemos procurado escoger pensadores típicos o representativos de los enfoques teóricos del problema. La necesidad de analizar no una idea sino una estructura de ideas, tal y como se da en la teoría, nos ha obligado a analizar pensamientos individuales cualitativamente representativos. En la segunda, hemos escogido también pensadores o expositores típicos o representativos, pero como en la práctica y en la política las ideas aparecen con más frecuencia como aisladas de las estructuras ideológicas y directamente relacionadas con la estructura social, hemos podido analizar un mayor número de datos, obtenidos de una variedad mucho mayor de fuentes. La importante tarea de descubrir la representación cuantitativa de corrientes de pensamiento colectivo o de fuerzas de grupo, ha sido facilitada por una encuesta que realizó la Oficina de Comercio Exterior de los Estados Unidos, y que es de un valor inapreciable en ese sentido.

La división anterior sólo tiene un carácter relativo y, a menudo, para aclarar los problemas teóricos y sus implicaciones, hemos recurrido a ejemplos del pensamiento práctico o político, y viceversa. Desde otro punto de vista se puede decir que la investigación se divide según que los conceptos sobre las inversiones extranjeras comprehendan las relaciones contradictorias o antinomias del fenómeno, o según las excluyan buscando y encontrando una coherencia interna, a través de la práctica, de la ética-pragmática, de la política. Una tercera parte será dedicada al residuo que deja este tipo de exclusiones, y a las formas aisladas o inconscientes en que suele aparecer lo excluido. La conclusión tendrá como objeto hacer una síntesis de los aspectos conceptuales y las categorías de las inversiones extranjeras, y una síntesis de su sentido social y de política económica.

 

 

* Excepcionalmente hacemos referencias a etapas anteriores.

 

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