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La adicción al poder. Reelección o No Reelección. Segunda parte.

El Congreso de la Unión designa presidente provisional a Adolfo de la Huerta para que termine el periodo constitucional que deja inconcluso Carranza y que terminará el 30 de noviembre de 1920. 

En la nueva situación los candidatos a la presidencia son Obregón y Robles Domínguez. Gana Obregón para el periodo del 1º de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924. 

A mediados de 1923, para suceder a Obregón, lanzan sus candidaturas el general Calles, Adolfo de la Huerta (que había sido presidente interino) y el general Ángel Flores (que morirá envenenado en 1926). De la Huerta, que era secretario de Hacienda, es acusado de desfalco, tiene que comparecer ante los Senadores y aunque sale absuelto, finalmente se rebela ante la intención de Obregón de imponer a Calles y establece su gobierno en Veracruz. El movimiento "delahuertista" contra Obregón y Calles cunde por todo el país y agrupa a generales muy destacados. Obregón se pone al frente del ejército para combatir a los sublevados. Calles suspende su candidatura para también tomar las armas en contra de los rebeldes, quienes después de tres meses de sangrienta lucha son derrotados. Muchos generales son fusilados, otros son desterrados. Calles reanuda sus giras, y eliminado De la Huerta, gana las elecciones. El 1º de diciembre de 1924, el general asume la presidencia de la República. 

La adicción al poder. Reelección o No Reelección. Primera parte.

¿Cuánto tiempo basta para hacer un buen gobierno? ¿Qué tanto vale la experiencia que se pierde con la renovación de los cargos públicos?.

Aunque el origen de la democracia tiene profundas raíces en el tiempo, en estricto sentido, el gobierno democrático constitucional moderno nace a fines del siglo XVIII como resultado de las revoluciones francesa y norteamericana y como expresión de la lucha contra el absolutismo.

Es la culminación de la idea del poder político controlado y limitado por una Constitución que establece la separación de poderes legislativo, ejecutivo y judicial y la división de competencias entre el gobierno nacional y los gobiernos estatales y municipales, así como la rotación en los puestos de elección popular para impedir la perpetuación en el poder y la protección de los derechos del ciudadano frente a los excesos del gobierno. Se trata así de establecer un régimen democrático en donde nadie tenga suficiente poder para dominar a los demás, ni sea tan débil como para ser dominado.


Así, los gobernantes se eligen de entre los ciudadanos por periodos determinados para que gobiernen en representación de todos los ciudadanos. La idea de la representación varía desde la que el representante se concibe a sí mismo "como mensajero de sus electores" hasta la de actuar motu proprio en nombre del pueblo y hacer no lo que pida, sino decidir para el bien común o como le dicte su conciencia. Asimismo, el representante debe serlo no sólo para su elector, sino también para el que eligió otra opción y aún para los que no votaron. Además, quien gobierne, ha de hacerlo para todas las personas y no para un grupo. La renovación de los gobernantes, la posibilidad de cambiarlos, el libre juego de las fuerzas políticas y la oportunidad para todos de ocupar los cargos públicos, así como la posibilidad de que el electorado enjuicie a sus representantes y revoque su mandato, son la esencia de la república democrática moderna.

2018 Febrero 12 Llegó la hora. Gustavo Esteva.

No todos logran salir de su zona de confort. No sienten ni huelen la tormenta; creen que es una agüita pasajera. Pero abajo se está contagiando otro humor.

 

El increíble recorrido que ha realizado la vocera del Concejo Indígena de Gobierno, un recorrido sin precedente por el número y calidad de los encuentros y por realizarse en muchos casos en comunidades que nadie había visitado jamás para un diálogo político, ha sido lo opuesto al acarreo homogéneo de las campañas en curso. En cada lugar ha sido diferente. No hay discursos acartonados, ni de quienes van ni de quienes reciben. No hay patrones de asistencia o de comportamiento. No hay normas. Pero sí hay algunas constantes. Resaltan dos en particular.

 

La primera, quizá la más notable, es la presencia y participación de las mujeres. Están siempre en lugar prominente y siempre llenas de firmeza y decisión. Saben lo que están haciendo, lo que enfrentan, la radical anomalía de lo que está ocurriendo. Marichuy es símbolo evidente de una decisión política clara, de intención explícita; el recorrido le ha dado plena justificación. Representa una fuerza que sale de las entrañas profundas de la sociedad mexicana, que reconoce al fin la urgencia de la lucha antipatriarcal.

 

La segunda constante, particularmente impresionante, es el espíritu gozoso y festivo de los encuentros. No ha habido lugar en que no se mencione el horror. Cada evento es una catarata de denuncias del despojo, la violencia, la continua agresión. No se ocultan las emociones correspondientes: la digna rabia, el dolor, el duelo. Pero no hay lugar en que no se manifieste un espíritu alegre, que no sólo se muestra en las modalidades locales, los zanqueros bailando, los payasos, las bandas… Se muestra sobre todo en la gozosa expresión general, llena de coraje entusiasta. Como que todas y todos se dan cuenta de lo que pasa. Que llegó la hora. Y que estamos juntas, juntos, decididos a echarnos para adelante.

1848 Feb 2 Termina la guerra entre México y los Estados Unidos: son firmados los Tratados de Guadalupe Hidalgo.

El tratado que hoy se firma, tiene el nombre oficial de “Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre la República Mexicana y los Estados Unidos de América”, con lo que termina la guerra iniciada desde 1846 por el presidente de Estados Unidos James Knox Polk.

Durante el breve tiempo que duró la guerra hubo siete presidentes, uno de ellos, Paredes, fue encarcelado; seis generales dirigieron la guerra contra el invasor; se cambiaron la Constitución y la forma de gobierno; estallaron varias insurrecciones; y sólo 7 de los 19 estados que integran la federación contribuyeron con soldados, armamento y dinero a la guerra contra los Estados Unidos.

Al momento de la firma del tratado, las tropas norteamericanas ya han tomado con las armas el territorio cuyo despojo se “legaliza” hoy y ocupan la capital, las principales ciudades y los puertos más importantes del país, en tanto que el ejército mexicano apenas si llega a ocho mil efectivos disgregados en varios estados, mal armados y peor pertrechados.

En medio de esta anarquía el gobierno federal está ubicado en Querétaro. Santa Anna, presidente durante la invasión norteamericana, después de sus grandes y extrañas derrotas, ha renunciado y el presidente de la Suprema Corte, Manuel de la Peña y Peña, ha asumido el cargo como interino para negociar el arreglo de paz a través del ministro de Relaciones Interiores y Exteriores Luís de la Rosa. El presidente interino ha logrado reorganizar el gobierno e impedido que Nicholas Trist, negociador norteamericano, se retirara a Washington, (en donde el expansionismo norteamericano clamaba por la absorción de todo México) y después demandara más territorio ante el desorden generalizado prevaleciente en México. Se procede a las negociaciones de paz, a pesar de la resistencia de liberales como Valentín Gómez Farías, Ponciano Arriaga y Crescencio Rejón, que desean continuar la guerra.

2018 Febrero 2 Tillerson en México: colonialismo primario. Editorial de La Jornada.

El secretario de Estado estadunidense, Rex Tillerson, inició ayer en nuestro país un periplo por América Latina con el propósito explícito de fortalecer el trabajo bilateral y regional en materia de combate a la delincuencia trasnacional y abordar el tema migratorio con autoridades de México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Belice y naciones caribeñas. Asimismo, el funcionario tenía previstas en su agenda reuniones con el presidente Enrique Peña Nieto y con los cancilleres Luis Videgaray y Chrystia Freeland (Canadá).

 

La visita de Tillerson, debe decirse, no es un buen augurio para las relaciones bilaterales ni para los vínculos de Estados Unidos con los países del resto del continente americano. El miércoles pasado recibió la visita de tres senadores (uno republicano y dos demócratas) que expresaron su preocupación por lo que denominaron influencia maligna del gobierno ruso en América Latina y, particularmente, en el proceso electoral en curso en México. A su manera, el secretario de Estado hizo suya tal postura al señalar que en Latinoamérica hay una creciente e incluso alarmante presencia de China y de Rusia, a los que tildó de manera tangencial de depredadores y criticó por prácticas económicas desleales (aludiendo a Pekín) y por vender armas a regímenes que no comparten el proceso democrático (en referencia Moscú). En contraste con esos a los que llamó poderes imperiales, el jefe de la diplomacia estadunidense se refirió a su propio país como un socio multidimensional que beneficia a ambos lados.

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