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El Frágil Equilibrio de la Democracia. Julieta Guevara Bautista.

Cuando las sociedades eran simples y pequeñas, el poder político se manifestaba claramente en el jefe, señor, caudillo, o rey y, sobre todo, en su posibilidad para imponerse sobre los demás por la fuerza. Hoy, en las complejas sociedades tecnológicas el poder político tiene mil caras: se presenta desde como capacidad para tomar decisiones de inversión, hasta como habilidad para influir en la opinión pública.

 

Este carácter multifacético del poder político determina que la democracia contemporánea requiera de todo un complejo institucional y de ciertas condiciones socioeconómicas que en un frágil equilibrio le permitan "mantenerse democrática".

El Derecho a Conocer la Historia. Norberto Galasso.

Tanto la Constitución Nacional, como diversos pactos internacionales, reconocen a todo ciudadano  un conjunto de  derechos, que se han venido ampliando con el transcurso del tiempo. Sin embargo, a veces se aduce, con razón,  que esos derechos, reconocidos por la ley y por la opinión mayoritaria de la sociedad, las más de las veces no pueden ser ejercidos concretamente, especialmente dada  la desigualdad social reinante: la auténtica libertad de prensa requiere ser dueño de un diario, el derecho a  transitar depende del dinero para pagar el pasaje, etc.

Si ahondamos la cuestión, podríamos sostener también que el verdadero ejercicio de esos derechos exige, como condición para quien los ejerza, el conocimiento de  quién es él mismo,  cuál es el país en que vive y cuál el rol que debería desempeñar para el progreso suyo y de sus compatriotas.

Pero, para ello, es obvio que debe conocer profundamente la historia del país, a la luz de la cual se tornará comprensible su propia vida. Si, por el contrario, desconoce los rasgos fundamentales de la sociedad en que vive y las razones por las cuales ella es como es, puede resultar que ejercite sus derechos de una manera tan errónea que contraríe  los propios objetivos que busca concretar. Por ejemplo, quien suponga  que los latinoamericanos son abúlicos y perezosos -por motivos raciales- desconfiará seguramente de aquellos “oscuramente pigmentados” y los denigrará, cuando, sin embargo, la verdadera historia le demostraría que ellos  fueron los soldados de la independencia y que  dieron su vida a movimientos políticos que provocaron un fuerte progreso de nuestros países.

El derecho de conocer la Historia Argentina  resulta, pues, indiscutible para todos los habitantes del país, como instrumento fundamental para conocer quiénes somos, dónde estamos y hacia adónde vamos.

Junio 2005 Chiapas Sexta Declaración De La Selva Lacandona.

Ésta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotros, pero, también como nosotros, digna y rebelde. Ésta es nuestra palabra sencilla para contar de lo que ha sido nuestro paso y en donde estamos ahora, para explicar cómo vemos el mundo y nuestro país, para decir lo que pensamos hacer y cómo pensamos hacerlo, y para invitar a otras personas a que se caminan con nosotros en algo muy grande que se llama México y algo más grande que se llama mundo. Esta es nuestra palabra sencilla para dar cuenta a todos los corazones que son honestos y nobles, de lo que queremos en México y el mundo. Ésta es nuestra palabra sencilla, porque es nuestra idea el llamar a quienes son como nosotros y unirnos a ellos, en todas partes donde viven y luchan.

 

Manual de Cabildeo.

 

 PRESENTACIÓN

 

Con el presente Manual de cabildeo, el Movimiento Ciudadano por la Democracia (MCD) continúa con su serie de manuales educativos, los cuales buscan impulsar una nueva identidad cultural ciudadana. Ésta tiene como ejes fundamentales, la ética en lo público, los derechos humanos y la democracia. En este contexto, el MCD está impulsando el proyecto Yo ciudadano, yo gobierno, que tiene como objetivo central, promover modelos diferentes de participación ciudadana para establecer nuevas relaciones entre los ciudadanos y su gobierno.

2017 Junio 10 Carta a Enrique Peña Nieto. Enrique Calderón Alzati

Distinguido señor presidente Enrique Peña Nieto; con todo el respeto que su investidura representa, me dirijo a usted para comunicarle lo siguiente: De acuerdo con las leyes de nuestro país, la pena de muerte quedó abolida hace más de 70 años, generando con ello un cambio fundamental en la historia de México, al reducir significativamente los niveles de violencia los siguientes 50 años, después de los cuales la inseguridad y el crimen volvieron a crecer durante gobiernos originados en su partido, como el de Carlos Salinas, que durante su último año de gestión tuvo que enfrentar el asesinato de Luis Donaldo Colosio y del secretario del PRI, luego del surgimiento de los primeros cárteles del crimen.

En 2007, el entonces presidente Felipe Calderón decidió instrumentar una guerra contra el narco, ordenando al ejército salir a las calles para terminar con el crimen organizado, sumiendo al país en un estado de violencia permanente y sin mayores resultados que la muerte de decenas de miles de personas, muchas de las cuales murieron siendo inocentes, al igual que los delincuentes, sin ser sujetos a un juicio cuyo resultado en ningún caso habría sido la muerte. Al asumir el gobierno en diciembre 2012, usted decidió continuar dicha guerra sin medir los riesgos que implicaba, no sólo para la población y para los delincuentes sino para las mismas fuerzas armadas, ya que el involucramiento del ejército en tales actividades ha hecho de la muerte y la violencia una forma de convivencia natural, que está dañando las raíces sociales que sustentan a la nación, colocando a las fuerzas armadas, ante el riesgo real de verse involucradas en actividades delictivas y dando como resultado el agravamiento de la violencia que enluta cada día más hogares mexicanos.

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